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La familia de la FIFA, sencillamente continúa creciendo.
Este crecimiento dinámico parece no acabar nunca, ya que -como siempre- siguen surgiendo constantemente nuevos territorios que solicitan el derecho de afiliación. Sin embargo, a menos que ocurra algún cambio político imprevisible de mayor envergadura, es poco probable que en un futuro cercano el número de afiliaciones siga siendo tan elevado como lo ha sido en las últimas épocas. Los criterios para la admisión de nuevos miembros son claros y estrictos para asegurarse de que el solicitante contribuya seriamente en el movimiento mundial del fútbol. La FIFA escudriña a sus candidatos con absoluta minuciosidad.
El fútbol está orgulloso del sentimiento familiar que este deporte hace aflorar en sus aficionados. La expresión "familia del fútbol" no se aplica en forma imprudente, sino que significa realmente lo que dice, reflejando un sentido de lealtad y fraternidad notables en un deporte tan amplio como el nuestro. Los transgresores de este código de solidaridad -de los cuales hubo algunos casos aislados en los pasados dos años- se darán cuenta muy pronto de que la unión hace la fuerza. Dicho simplemente, se necesitan dos para hacer un juego.