SÓLO UN JUEGO

Para concluir este Informe, permítanme extender mi agradecimiento a una serie de personas que sean simbólicas para todas aquéllas que no puedo mencionar aquí y que contribuyeron en la causa de la FIFA y por el Bien del Juego en los pasados dos años.

Un tal reconocimiento debe extenderse, ante todo, al Presidente de la FIFA por su extraordinaria entrega personal y la fuerza de su inquebrantable determinación de servir a esta causa especial que nos une a todos. Los miembros del Comité Ejecutivo, y los presidentes y miembros de todas las demás comisiones de la FIFA merecen el mismo reconocimiento por su gran empeño y perfecta coordinación con la Secretaría General. Agradecemos asimismo a las confederaciones y a las asociaciones nacionales la función vital que desempeñan en la pirámide del fútbol mundial, a nuestros patrocinadores, a los medios informativos y, no en último lugar, a los jugadores e hinchas, sin los cuales el fútbol no sería nada.

Tampoco quiero dejar de agradecer, personalmente, al equipo de la FIFA House en Zurich su lealtad y su compromiso profesional.

Al abrir este Informe, escribí sobre las dimensiones del fútbol en constante expansión. En el contexto económico actual, el fútbol se considera como un "producto"; un producto que continúa siendo mejorado para mantener su lugar en un mercado competitivo. Se han perfeccionado las técnicas del juego, así como de la condición física; se afinan continuamente las reglas y reglamentos y se han impartido instrucciones más precisas; se están educando mejor y controlando más severamente las personas involucradas directa o indirectamente en el fútbol; aumentan inevitablemente los ingresos de la televisión y de los derechos de patrocinio.

Sin embargo, este término "producto" no cuadra realmente con nuestro deporte. Es una expresión que le quita lo humano al fútbol y lo expolia de su actracción primaria e intelectual. Señalamos con justificado orgullo que las cifras de negocios del fútbol exceden incluso las de las empresas más grandes del mundo. Sin embargo, esto no tiene que ser la finalidad misma. El juego tiene que seguir siendo juego o si no, se desorienta. El papel primario del fútbol debe ser siempre su función educacional. Y en la educación, los valores básicos como la disciplina, el respeto, la integridad y ética ocuparán siempre un lugar más elevado que los motivos pecuniarios.


Joseph S. Blatter, Secretario General


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