El fútbol no está por encima de la ley, ni debe estarlo. Sin embargo, las actividades diarias en los terrenos de juego - desde la categoría más modesta a la más alta - requieren inevitablemente una cierta porción de intervención legal. Sin duda alguna, es también el interés de los tribunales civiles que el fútbol, al igual que otras disciplinas deportivas, asuma responsabilidades en el sector disciplinario.
La FIFA ha logrado conservar esta independencia, gracias también a un fuerte fundamento legal y a una amplia estructura de reglamentos que considera todas las particularidades. Sin embargo, el éxito del sistema depende también de la colaboración voluntaria de todos los interesados, puesto que tienen que ser conscientes de que la apelación a los tribunales civiles puede amenazar la base del deporte - como se pudo ver en el caso Bosman.
La clave para imponer este principio es la solidaridad entre las asociaciones nacionales de la FIFA y las confederaciones. Es tarea de la FIFA promover y fortificar esta solidaridad.