Una sólida base financiera es absolutamente esencial para que la FIFA pueda llevar a cabo de forma eficiente y confiable sus múltiples responsabilidades. De acuerdo con sus Estatutos, la FIFA es una organización no lucrativa y, por consiguiente, sus miembros deben pagar solamente una modesta cuota anual, una cuota de inscripción para la Copa Mundial y un porcentaje mínimo de los ingresos correspondientes a partidos nacionales.
La Copa Mundial, un escaparate para millones, incluso miles de millones de aficionados, aporta a la FIFA y a los correspondientes organizadores nacionales significativos ingresos derivados de la venta de entradas, los derechos de televisión, patrocinio, comercialización y otros. Los finalistas son los beneficiarios de la mayor parte de los ingresos. El restante sirve para que la FIFA financie durante cuatro años todo el proceso administrativo y las diversas actividades centrales.