Fred Osman Duodu Fred Osam Duodu es Secretario General y Director Técnico de la Asociación de Fútbol de Ghana, así como instructor de entrenadores de la CAF.


EN EL UMBRAL
DE
PODER COMER CON LOS REYES

POR FRED OSMAN DUODU

El gran progreso experimentado por los países africanos en las competiciones mundiales sub-17 y sub-20, particularmente Ghana y Nigeria, se está reflejando en las categorías más altas. Los pronósticos futbolísticos habían predicho que era solamente cuestión de tiempo hasta que los juveniles africanos maduraran y siguieran los pasos de sus compañeros adultos.

Si  no recuerdo mal, el Presidente de la FIFA Dr. Joćo Havelange había pronosticado que a más tardar en el Mundial de 2002 un equipo africano figuraría entre los mejores cuatros. Este presagio del Presidente Havelange es un tributo a su propia obra por fomentar y alentar las competiciones juveniles a toda costa.

De manera que la victoria de Nigeria en los Juegos Olímpicos de este año no fue un golpe de fortuna. Fue el resultado de un régimen de competición sistemático y de concentración, tanto en el terreno como fuera del mismo. La experiencia que hizo la selección de Nigeria en EEUU 94, principalmente tras la sonada derrota contra Italia –tácticamente superior–, se reflejó en Athens cuando Nigeria superó tácticamente al poderoso Brasil.

A pesar de la merecida victoria de Nigeria, el fútbol africano no debe dormirse en sus laureles. Si me preguntan si el fútbol africano ha alcanzado la mayoría edad como resultado del triunfo en Atlanta 96, respondo solamente con el optimismo del Dr. Havelange. Por lo tanto, el fútbol africano debe mirar hacia adelante, a los primeros años del siglo XXI.

Admitimos que los africanos tienen mucha habilidad, pero les falta aún técnica e incluso táctica. Sin embargo, los fichajes de jugadores africanos en Europa y Sudamérica beneficiarán a Africa, ya que nuestros jugadores reciben la influencia del nivel que prevalece en dichos continentes. Los africanos comen y beben fútbol. En cada rincón y recodo del continente se ven millares de niños pequeños y jóvenes pateando cualquier cosa, desde una naranja hasta una pelota hecha de trapos.

A todo esto se suma que el fútbol moderno responde enormemente a la danza y ritmo africanos. Fue Shakespeare quien describió la música como el alimento del amor. Los africanos describen la música como el alimento del fútbol. Basta con observar a los jugadores africanos bailotear y serpentear en el césped para comprender lo que digo. Además, el fútbol en Africa tiene una gran atracción y apoyo de las masas.

De modo que no es sorprendente que el fútbol africano avance a grandes pasos gracias a esta combinación de don africano y samba sudamericana, así como de técnica y concentración europea. Puesto que lo contrario no es posible por ahora, es decir, que los sudamericanos o europeos se desplacen a Africa para aprender destreza, la ventaja africana en habilidad y ritmo favorecerá gradualmente a Africa. En el entretiempo, existen suficientes problemas que tienen que ser remediados en las selecciones africanas para dar un mayor impacto en Francia 98 y años más tarde.

La mayoría de los países africanos está aún en un proceso de aprendizaje y falto de experiencia de torneos. Los otros, sin embargo, pese a haber progresado mucho, deberían tomar en cuenta que el hecho de disputar las decisiones del árbitro, las reacciones sicológicas después un gol y la falta de concentración hacia finales de los partidos son la causa de muchas de sus derrotas.

El problema africano entraña innumerables querellas y disputas mezquinas entre jugadores y funcionarios, y las asociaciones nacionales sufren de la interferencia gubernamental. En realidad, no se les puede culpar, ya que la existencia de algunos gobiernos depende de la actuación de sus equipos nacionales. Los enormes ingresos de los administradores de fútbol y de cuadros técnicos contratados se han convertido en algo típicamente africano. Por más que los entrenadores extranjeros sean bienvenidos, a veces cometen el error de querer imponer restricciones a ese don especial africano, lo cual conduce a totales confusiones en el estilo y la técnica. Se obtendrían mejores resultados, si estos entrenadores fuesen más flexibles en la práctica.

Los mayores problemas del fútbol en los países africanos son las restricciones financieras que resultan de su débil base económica. La solución de estos problemas no puede ser examinada en estas líneas, pero las intenciones de la FIFA de apoyar financieramente a los países que participan en las competiciones preliminares de la Copa Mundial son, indudablemente, un paso hacia la solución.

Para Africa y el resto del mundo vale el siguiente mensaje: como no se le puede quitar la habilidad a los jugadores africanos, el fútbol africano sólo puede progresar.

La actuación del "equipo maravilla" de Nigeria, que radica en sus magníficas apariciones en torneos juveniles pasados, confirma el dicho africano de que "si te lavas las manos, podrás comer con los reyes". Los futbolistas africanos están en el umbral de poder comer con los reyes del fútbol mundial.

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