FIFA

El Ejemplo De La Canadiense Sonia Denoncourt

Sonia Denoncourt No son muchos los árbitros a los que se les pide un autógrafo. No hace mucho tiempo, los árbitros vestían de negro y dirigían partidos como pasatiempo de sus actividades y profesiones habituales.

Por: LES JONES

El fútbol moderno goza de una gigantesca audiencia mundial gracias a la televisión y se ha convertido en un enorme negocio. Las competiciones, las ganancias financieras en caso de victoria y la fusión de varios estilos de juego nacionales han acentuado la parte física del fútbol. Como respuesta, la FIFA lanzó la campaña Fair Play a mediados de los años 80 y se entregó al fomento del fútbol-espectáculo.

     Al mismo tiempo, la función del árbitro comenzó a cambiar sútilmente. Los árbitros se fueron convirtiendo en una fuerza activa en el terreno de juego, encargados de imponer activamente el espíritu de las reglas, así como las reglas mismas. Desaparecieron los uniformes negros, desaparecieron los días en que una infracción de rutina pasaba impune, desaparecieron los jueces de línea -llamados ahora árbitros asistentes- y está desapareciendo asimismo la disparidad entre los árbitros aficionados y los jugadores profesionales a medida que el arbitraje se convierte en una vocación de plena jornada.

     Y a medida que va cambiando el papel del árbitro, cambian también los árbitros mismos. A la edad de 22 años, Sonia Denoncourt jugaba ya al fútbol desde hace más de diez años y actuaba como árbitra desde hace ocho, de modo que no disponía ya de suficientes días en la semana para desempeñar ambas funciones. Fue así que tuvo que decidirse por una de ellas, hecho que no resultó difícil: arbitrar exige esfuerzo físico y estimula mentalmente y, al igual que un buen vino, un buen árbitro mejora con los años. Diez años más tarde, la larga preparación y los numerosos entrenamientos dieron sus frutos: en 1995, el nombre de Sonia era incluido en la lista de la FIFA, la cual contiene, en 1997, 56 árbitras de 39 países.

Sonia como árbitra en Brasil
     Con la designación vinieron toda una serie de tareas memorables y desafiantes. En 1996, Sonia Denoncourt fue la primera mujer en dirigir un partido de fútbol olímpico, el encuentro de apertura entre las selecciones femeninas de Alemania y Japón que finalizó con la victoria germana por 3 a 2. Luego arbitró una semifinal y actuó como 4ª árbitra en la final. En febrero de 1997, Sonia fue la primera mujer en arbitrar un partido de hombres en Brasil; no un partido cualquiera, sino el partido de apertura del campeonato paulista entre el Palmeiras y el San José. Impresionada, pero no intimidada por el evento y la muchedumbre, Denoncourt mantuvo su calma profesional, señaló una tarjeta roja, invalidó un gol y recibió, en general, una crítica positiva por parte de los medios de difusión.

     El pasaporte de Sonia Denoncourt se está llenando rápidamente de sellos internacionales: Suecia, para arbitrar el partido de apertura y el encuentro por el tercer puesto en la Copa Mundial Femenina en 1995; El Salvador, para dirigir un partido de la primera división masculina en 1996; un viaje a Portugal en 1997 para la Copa Algarve, luego uno a Japón para la Copa Kirin. Y, naturalmente, numerosas actuaciones en Norteamérica. Además de las tareas como conferenciante que desempeña para la FIFA, Sonia está en camino entre tres y cuatro meses por año. Cuando se encuentra en casa en Montreal, además de sus labores cotidianas y los dos o tres partidos locales que dirige por semana, se encarga asimismo del "Techno-Cycle", su negocio de bicicletas, de la organización de lecciones para reparar averías y de la administración de sus empleados.

Sonia Denoncourt dirigiendo la final Un gran momento: Sonia Benoncourt dirige la semifinal olímpica de 1996 en Athens entre Noruega y EEUU (1:2, gol de oro).
PICTURE : J.BRETT WHITESELL

     Si el viajar es la recompensa y la preparación física continua el trabajo, entonces la satisfacción de Sonia proviene de los partidos. Le encantan los diferentes retos -tratar con jugadores nerviosos, asegurarse de indicar las señales exactas, ocupar la posición óptima- y tiene gran satisfacción con un trabajo bien realizado. Opina que la motivación es la llave del éxito: "Los árbitros deben presentarse bien hacia afuera y sentirse bien por adentro", nos dice y agrega "si llego a perder algún día el amor por el juego, dejaré de arbitrar... pero en realidad no tengo previsto hacerlo próximamente."

Administración del tiempo y autodisciplina

Las dificultades se dan fuera del terreno de juego: los sacrificios necesarios para abordar el trabajo profesionalmente, es decir, hallar el tiempo para entrenarse, viajar para cursos y acumular experiencia de partido. "El árbitraje requiere mucho sacrificio, trabajo, entrega, tiempo y energía".

       La administración del tiempo es, en sí, exigente y la autodisciplina es una exigencia adicional: los árbitros no gozan del lujo de disponer de entrenadores a plena jornada ni de administradores para los preparativos. Nadie les aconseja, nadie les supervisa. Y para Sonia no existen árbitras locales de FIFA para comparar notas e intercambiar experiencias. Mantener la habilidad y la condición a este nivel es un compromiso difícil y todavía hoy está trabajando duro para mejorar su español y portugués, mientras que habla perfectamente francés e inglés para asegurarse de que se le entienda en los lugares donde trabaja. Su licenciatura en Educación Física y Administración Deportiva son una buena base. Mantiene una dieta sana (es vegetariana) y un entrenamiento disciplinado de una hora al día. Generalmente prefiere una combinación de carreras y piques, añadiendo a veces hockey, ciclismo y patinaje en ruedas. Insiste en pasar las mismas pruebas de condición física que los hombres con los que arbitra y aspira a alcanzar el mayor nivel de rendimiento. Quiere ser un árbitro de primera categoría y no sólo un árbitro femenino de primera categoría.

       Naturalmente surge siempre la misma pregunta en cuanto a lo que se siente ser una mujer que arbitra hombres. Según Sonia, mientras que las jugadoras respetan generalmente a los colegiados, los hombres obligan a que se gane su respeto. Y ganar su respeto proporciona gran satisfacción: "los hombres tratan de intimidarme porque soy una mujer. Pero una vez que se dan cuenta que no pueden echarme abajo y después de que me han visto arbitrar, entonces dejan de aplicar las estrategias".

At work in her cycle store. Sonia Denoncourt trabajando en su taller.

La esperanza del autógrafo más importante

       Denoncourt opina que los hombres se beneficiarían arbitrando partidos de mujeres: "No todos los hombres disponen de la habilidad de dirigir partidos internacionales de hombres, al igual que tampoco todas las mujeres tienen esta habilidad. Los hombres necesitan la misma experiencia con partidos femeninos como las mujeres con partidos masculinos".


       El hecho de que Sonia goza del respeto de jugadores y administradores se refleja en las observaciones de Gord Arrowsmith, un compañero canadiense y antiguo árbitro de la FIFA, quien la considera una excelente árbitra: "El hecho de que sea tan capaz se debe a que ha perfeccionado su habilidad.

     Tiene la actitud adecuada frente a los jugadores profesionales - la habilidad de dirigir hombres. Tiene presencia y tiene una magnífica condición física". En cuanto al futuro, Sonia Denoncourt desea ver más árbitras en todas las categorías y no solamente a escala internacional y habla orgullosamente de las demás mujeres con las que ha trabajado. Confía en que haya árbitras en la Copa Mundial 1998, aun cuando no tenga la suerte de ser elegida.

     Por ser una mujer en un juego que hasta ahora ha sido tradicionalmente del dominio masculino, se le pide constantemente autógrafos. Los otorga con placer, pero confía en que un día podrá poner su autógrafo más importante: su firma en la lista de partidos de la Copa Mundial

Retornar a la Tabla de Contenido [TOC]


Copyright © 1994-97 FIFA. All rights reserved.
Copyright © 1997 En-Linea, Inc. All rights reserved.