EDITORIAL:
EN VÍAS DE CERRAR LA BRECHA ENTRE LAS GENERACIONES

Joseph S. Blatter, Secretario General Se dice frecuentemente que el ser humano es futbolista por naturaleza. El niño que no ha nacido aún, ya patea antes de ver la luz del día yasí se cree cuanto más patee, tanto más sano será.

No es necesario que el padre (o la madre) sean devotos de nuestro deporte para que el vástago practique su habilidad en esta fase tan temprana de la vida. Después del nacimiento, numerosos padres, apasionados y determinados, impelen un balón en el campo de visión del infante con la esperanza de que le tome el gusto muy pronto; no obstante, un desmesurado entusiasmo futbolístico, por más bien intencionado que sea, puede tener un efecto adverso en el niño, como lo podrá afirmar todo psicoanalista. Pesea todo, despertar un entusiasmo genuino y un interés sano puede garantizar que la devoción de mamá y papá por el deporte sea asimismo transferida a la próxima generación.

En esta edición de FIFA Magazine se ilustran algunos de los numerosos ejemplos clásicos de padres famosos que han transferido su habilidad a hijos famosos. Es interesante señalar que la mayoría de dichos padres e hijos provienen del mundo latino. ¿Es sólo mera casualidad? ¿Nos revela algo importante este hecho sobre el valor del fútbol (o de las ambiciones paternas) en dichas partes del mundo?

Se sobrentiende que no todos los hijos siguen automáticamente los pasos de sus padres futbolistas. En todos los ejemplos que ofrecemos, existe un número similar que constituye la excepción a la regla. Más aún, es una ilusión sostener el antiguo dicho de que "los futbolistas nacen y no se hacen". Es cierto que el sentido natural por el balón es una ventaja innegable, pero existen numerosos jugadores renombrados cuyos padres persistentes (o sus madres: los hermanos Charlton, Bobby y Jack, son la prueba más elocuente de ello) les han inculcado literalmente la habilidad futbolística.

En la actualidad, también los padres futbolistas fanáticos con hijas pueden exteriorizar enteramente su pasión. El auge del fútbol femenino significa que el sexo no es más un obstáculo para compartir la emoción del fútbol con cualquier infante activo.

No obstante, existe un punto que da lugar a preocupaciones en esta era tecnológica y es el constante avance de los juegos electrónicos como una forma de sustitución para el juego propiamente dicho. Sea como fuere, el fútbol en una pantalla de computadora no podrá reemplazar nunca el balompié jugado en un jardín, parque o en una plaza. El legado que los padres amantes del fútbol pueden dejar a sus hijos (y nietos) es la alegría por el ejercicio físico y el sentido de realización en un deporte de equipo.

El deber de los padres es, ante todo, despertar la conciencia de sus hijos por los valores del juego limpio, sobre el cual se basan todos los deportes. Si tienen éxito en este ámbito, no importará que el hijo o la hija jueguen por su país o solamente por su escuela o equipo de barrio. Habrán cumplido su papel más importante de padres de cara a las futuras generaciones.


Joseph S. Blatter, Secretario General

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