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FIFA/Confederations Cup

IMPRESIONANTE CAMPEON MUNDIAL Brasil ganó con una llave de oro

Riad, la capital de Arabia Saudita, se convirtió en un lugar de peregrinaje futbolístico durante algunas semanas a comienzos de diciembre pasado cuando las escuadras, en busca de la verdad en cuanto a su forma premundialista, se enfrentaron para evaluar la capacidad del campeón mundial y de un trío de desafiantes. Sin duda alguna, el viaje valió la pena.

Brasil Celebrando
Una imagen acostumbrada: el campeón mundial festejando.
FOTO: Temps Sport/Ch. Liewig

Si hubo algunos escépticos que dudaban de la determinación de Brasil de agregar otro título a su extraordinario palmarés de consagraciones mundiales, habrían abandonado, indudablemente, su incredulidad en Riad. En cinco partidos en el Estadio Rey Fahd de una exitosa Copa FIFA/Confederaciones, la escuadra brasileña halló su verdadera forma.

       No fue sorprendente, pues, que el entrenador Mario Zagallo pudiese contener a duras penas su desbordante alegría al término de una apabullante victoria por 6 a 0 contra Australia en la final del 21 de diciembre. "Encontré mi equipo mundialista", dijo a la prensa internacional y agregó "para mí, este choque fue como si se tratase del primer partido de Francia 98".

       Queda por saber aún si Escocia, el adversario de Brasil en el partido de inauguración del Mundial en el Estadio de Francia el 10 de junio, será un rival más potente que los equipos a los que tuvo que enfrentarse Brasil en Riad. No obstante, es poco probable que los escoceses, noruegos o marroquíes presenten mayores problemas en el grupo A que las selecciones de Arabia Saudita, México, República Checa y Australia en la marcha triunfal de Brasil en la Copa Confederaciones.

Denilson
Por mucho el mejor jugador del torneo: Denilson.
FOTO: Temps Sport/Ch. Liewig

       Después de dos ediciones de la Copa Intercontinental por la Copa Rey Fahd en el mismo estadio, la FIFA tomó las riendas de este nuevo torneo y convocó a los campeones de las seis confederaciones (con excepción de Europa que fue representada por el vicecampeón europeo de la República Checa en lugar de Alemania). El país anfitrión y campeón asiático se clasificó automáticamente en calidad de dueño de casa, de modo que Asia estuvo representada también por los Emiratos Arabes Unidos, finalistas de la Copa Asiática. Brasil obtuvo su pasaje como campeón mundial (y, en el entretiempo, ganó asimismo la Copa América 1997).

       En vista del calibre de los participantes, no hubo discusiones en cuanto a la calidad del torneo, el cual estuvo precedido de un verdadero tira y afloja relacionado con la liberación de numerosos jugadores de sus compromisos en los clubes europeos y resuelto mediante un compromiso cuya intención era satisfacer las exigencias tanto de los clubes como de los países. Este tema tendrá que ser tratado urgentemente en un futuro cercano por la FIFA y la comunidad futbolística mundial. Una parte de la solución residió en el acuerdo de permitir a las selecciones convocar algunos jugadores adicionales, aunque la formación inicial en cada uno de los 16 encuentros era la de once jugadores y nueve sustitutos.

Calendario exigente

La organización del torneo fue un modelo de simplicidad en vista de que todos los equipos se alojaron en el mismo hotel (con excepción de Arabia Saudita que utilizó su albergue habitual en la ciudad) y todos los partidos se disputaron en un estadio, hecho que tuvo un efecto destructivo en el césped que, pese a todo, aportó a la postre cumplidos adicionales a los encargados de la cancha del magnífico Estadio Rey Fahd por la óptima forma en que se presentaba la superficie de juego después de nada menos que 16 partidos en nueve días.

       La frecuencia de partidos era lo máximo que los equipos podían aguantar. Los cuatro finalistas disputaron cinco encuentros en diez días, lo cual hace que los jugadores, que se encontraban en medio de una laboriosa temporada, y los fisioterapeutas de sus equipos merezcan un elogio especial por mantener su buen estado físico hasta el final del torneo. Sea como fuere, fue una prueba muy beneficiosa para el riguroso calendario de torneos que queda por delante.

       El único aspecto decepcionante de la competición fue el bajo nivel de interés demostrado por el público saudí. Los motivos principales de esta falta de espectadores fueron posiblemente la amplia cobertura en directo de los partidos, la relativamente gran distancia que existe entre el estadio y el centro de la ciudad y la desafortunada coincidencia de fechas con la época de exámenes en las escuelas y colegios locales. Cualesquiera que fueran los motivos, el magnífico partido de apertura llenó casi completamente el estadio, ya que el emparejamiento era un convite para los hinchas locales: Arabia Saudita contra Brasil. La escuadra local combatió con bravura y pudo mantener inalterado el marcador hasta la última media hora de juego cuando un gol de César Sampaio abrió la cuenta, y dos tantos de Romario en los compases finales de la contienda sellaron el destino árabe.

Al-Deayea Excelente

Jovenes Uruguayos
La sorpresa positiva: el joven cuadro uruguayo (en la foto Silva que se impone a los sudafricanos Fish y Radebe).

       Australia comenzó según sus expectativas: frente a un cuadro mexicano experimental bajo la dirección del nuevo entrenador Manuel Lapuente, los australianos salieron con la intención de corregir la gran frustración de su eliminación traumática en las eliminatorias del Mundial contra Irán. Los recuerdos de dicha experiencia fatal volvieron a resurgir cuando el conjunto de Terry Venables, que ganaba por 2 a 0 a veinte minutos del final del encuentro, tuvo que conceder un penal marcado por Luis Hernández. No obstante, Damien Mori consiguió restablecer la diferencia de dos goles a pocos instantes del término del partido.

Despedida para Pfisters

Esta victoria llenó de confianza a la selección australiana que se enfrentó sin inhibición a su próximo contrincante Brasil, el cual no logró sacudir las redes de la meta de Mark Bosnich y las únicas acciones peligrosas fueron dos potentísimos tiros libres rematados por Roberto Carlos. México, por su parte, se repuso de su derrota inicial y vapuleó por 5 a 0 a la escuadra local, cuya defensa fue desbaratada en los minutos finales del partido.

       No obstante, los dueños de casa se levantaron de la lona en su tercer y último encuentro (último también para el entrenador Otto Pfister) y el gol de Mohammed Al-Khilaiwi fue suficiente para definir la contienda, pese a un violento cabezazo de Mark Viduka contra el travesaño en los minutos del descuento. En el choque contra México, Brasil pasó por algunos momentos de apuro, pero el gol de tiro libre de Jesús Ramirez llegó muy tarde y no pudo evitar que los brasileños ganaran el desenlace por 3 a 2. El árbitro sudafricano Ian MacLeod tuvo la mala suerte de chocar con un jugador mexicano poco antes de la pausa y tuvo que ser reemplazado tras el intermedio debido a conmoción cerebral.

Hashi        En el Grupo B, Uruguay alineó una escuadra compuesta en su mayoría por jugadores del conjunto que había ganado la medalla de plata en el Campeonato Mundial Juvenil por la Copa FIFA/Coca-Cola disputado en julio pasado. El técnico Victor Púa (entrenador también de la selección que jugó en Malaisia) depositó su confianza en dichos jugadores y su esperanza se vio recompensada con tres victorias en los partidos de grupo, comenzando con un confortable 2 a 0 contra los Emiratos Arabes. Pese a ir perdiendo dos veces por un gol de diferencia, Sudáfrica podría haber derrotado a los checos, si no fuera que Helman Mkhalele, quien igualó el tanteador a cuatro minutos del final, malograra un gol cantado con la meta abierta de par en par en los últimos segundos del partido.

       Sudáfrica dominó el segundo encuentro, pero no estuvo en condición de remontar el gol de desventaja marcado por Hassan Mubarak y que significó la única victoria de los Emiratos Arabes Unidos en este torneo. El joven astro Nicolás Olivera volvió a marcar para Uruguay que derrotó a los checos por 2 a 1, encuentro en el cual los europeos tuvieron que prescindir de Karel Poborsky por tarjeta roja directa tras cuarenta minutos de juego. Fue la única tarjeta roja en los 16 partidos.

Festival de goles

El tercer día del grupo B produjo un festival de goles: 14 de ellos en dos partidos. Los checos arrasaron a los Emiratos Arabes con siete goles (4 a 0 en el primer tiempo y tres goles de Vladimir Smicer en la segunda parte). El encuentro entre Uruguay y Sudáfrica fue un partido de alternativas cambiantes, vibrante y atrayente, en el que los sudafricanos necesitaban un buen número de goles para poderse clasificar para las semifinales. El capitán Lucas Radebe abrió el marcador, pero en el transcurso del partido, Uruguay pasó al frente con tres tantos. El conjunto sudafricano no se dejó doblegar y se entregó a la habitual recuperación de goles, empatando el choque que deparó unos minutos finales de gran emotividad y en los cuales Christian Callejas consiguió marcar el gol de la victoria uruguaya en el minuto 92. El público vitoreó a la escuadra sudafricana, la cual celebró su magnífica actuación como si hubiera ganado el enfrentamiento. Era el último partido a cargo del entrenador Clive Barker, quien se retiró con gran dignidad.

       Las semifinales fueron partidos insulsos, carentes de espectáculo, indignos de un evento de tal envergadura. En el primer tiempo contra los checos, Mario Zagallo estaba constantemente motivando e incitando a su fatigado equipo a incrementar sus acciones y el tándem Romario y Ronaldo respondió con dos golazos en la segunda mitad. Pese a todo, Zagallo estaba satisfecho con su táctica. Posteriormente indicó que su intención era neutralizar a las dos figuras estelares checas Smicer y Nedved.

       Australia y Uruguay plantearon un partido lleno de desaciertos e imprecisiones, de acentuada prudencia que no produjo la dimensión técnica esperada y que fue definido por el gol de oro de Harry Kewell, anotado en el minuto dos del alargue. "Hemos hecho todo menos marcar un gol", se lamentó Víctor Púa después del desenlace.


Reforzado: la selección de la República Checa arrasó a los Emiratos Arabes Unidos y se clasificó para la semifinal.
FOTO: Temps Sport/Ch. Liewig

Duo inparable

En las finales, como es habitual, el partido por el tercer puesto no despierta grandes pasiones y lo mismo sucedió en Arabia. el suplente checo Edvard Lasota marcó el gol decisivo cinco minutos después de entrar a jugar en el segundo tiempo. Este encuentro fue el último partido de otro entrenador: el popular director técnico Dusan Uhrin se retiró de su cargo tras 48 partidos para asumir su nuevo mandato como entrenador de la selección de Dubai.

       Si los australianos creyeron que los brasileños no ofrecerían más resistencia en la final que en su empate a cero en el partido de grupo, se equivocaron enormemente. El tándem Ronaldo y Romario fue devastador, marcando tres goles cada uno, y el Mejor Jugador del Año, Ronaldo, hizo gala de una extraordinaria actuación en un torneo que no respondió siempre a las expectativas creadas.

       "Abrimos la cerradura del partido con una llave de oro", dijo Zagallo después de la final. Terry Venables no fue tan poético: "La expulsión de Mark Viduka en el minuto 24 fue el momento crucial. Hasta ese instante, el marcador estaba en 1 a 0. Brasil es un gran equipo, pero lo he visto jugar ya mucho mejor".

       Los 65,000 espectadores en la final en el estadio Rey Fahd estuvieron satisfechos con el espectáculo ofrecido. El campeón mundial, lanzado por el brillante Denilson, quien fue proclamado Mejor Jugador del torneo, hizo gala de un fútbol de ataque que sirvió de advertencia para todo el mundo.


México dejó entrever su potencial en la victoria por 5 a 0 contra el dueño de casa.
FOTO: Temps Sport/Ch. Liewig

3.3 goles por jurgo

       Fue la gran culminación de un torneo que produjo un alto promedio de goles (3,3 por partido)y dejó algunas enseñanzas importantes para el futuro. En lo que respecta al porvenir de la competición propiamente dicha, la FIFA esperará un análisis detallado sobre el evento en Riad antes de decidir sobre el ritmo y el sendero que debe tomar. El mayor problema será hallar las fechas adecuadas en el cargado calendario internacional.

       Sin duda alguna, en una edición futura se deberá considerar más tiempo de reposo para los jugadores entre los partidos, así como la repartición de los encuentros en varias sedes.

KC

Arabia Saudita '97
Datos Finales: Brasil-Australia 6:0 (3:0). King Fahd Stadium, Riyadh. 65,000 espectadores. Arbitro: Un Prasert (THA)
Brasil: Dida; Cafu, Aldair, Junior Baiano, Dunga, Roberto Carlos, Ronaldo, Romário, César Sampaio, Denilson, Juninho
Australia: Bosnich; Horvat (56. Bingley), Lazaridis, Ivanovic, Tobin, Zelic, Foster, Viduka, Aurelio Vidmar (30. Aloisi), Kewell, Vidmar (30. Muscat)
Goles : Ronaldo (15'), Ronaldo (28'), Romário (38'), Romário (53'), Ronaldo (59'), Romário (75', pen.).
Mejores Jugadores: 1. Denilson, Brasil
2. Romário, Brasil
3. Vladimir Smicer, Republica Checa
Mejores Goleadores: 1. Romário, Brazil (7 goles)
2. Vladimir Smicer, Republica Checa (5 goles)
3. Ronaldo, Brasil (4 goles)
Premio Fair Play : 1. Sur Africa

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