UN ESTADIO BAJO ENSAYO EN EL TÚNEL AERODINÁMICO

TAMBIÉN LOS ELEFANTES ADORAN EL SYDNEY FOOTBALL GROUND

Los equipos del quinto continente, situado en el "fin del mundo", raras veces han podido ceñir los titulares de fútbol. Pese a todo, el concierto del fútbol es activo y la tendencia es alcista; además, Australia dispone de una verdadera joya de estadio con el Sydney Football Ground.

TEATROS DE ENSUEÑOS

Cada estadio tiene su propia historia, su propio ambiente muy especial. En nuestra serie sobre los estadios más prestigiosos del mundo pasamos ahora a Australia, al Sydney Football Ground.

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Estadio Azteca en Ciudad de México.


POR SIMON INGLIS

Dicen las crónicas de hace 200 años que en la nueva colonia Australia se encontraban solamente ranchos destartalados y miserables, y que era más fácil morir que sobrevivir. Este comentario contrasta totalmente con la fuerza de atracción que ejerce hoy día este enorme continente en el hemisferio sur sobre turistas y emigrantes

En las últimas décadas, Australia generó frecuentes comentarios, particularmente como lugar de espectaculares obras arquitectónicas. En la "Botany Bay", donde en 1788 el capitán Arthur Philipp y su "First Fleet" tripulada por presos y sus vigilantes echaran anclas, los viajeros exploradores de hoy día son recibidos por la magnífica silueta de Sydney con su "Harbour Bridge" y las sublimes formas redondeadas y puntiagudas de la Ópera. El frondoso y amplio bosque de otrora tuvo que ceder su puesto a una metrópoli fuera de serie, y que a comienzos del próximo milenio recibirá a los atletas de todo el mundo en sus arenas de incomparable elegancia para el magno evento de atletismo.

El Sydney Football Ground es una especie de precursor de las nuevas obras más grandes y más imponentes que se edificarán para los Juegos Olímpicos. Este estadio polifuncional, donde se albergan el fútbol y el rugby, acapara algunos superlativos únicos. La ubicación misma en el "Moore Park" el cual se convirtió ya a fines del siglo pasado en la región más importante de deportes y exposiciones embelese a los visitantes. "Moore Park" no es un punto cualquiera en una tierra de nadie entre dos centros de aglomeración, sino que representa a solamente tres kilómetros del centro de la ciudad uno de aquellos lugares donde se siente palpitar el corazón deportivo de los australianos más que en cualquier otro lado.

El motivo de la construcción del Sydney Football Ground fue el hecho de que las instalaciones existentes para críquet, Australian Rules Football, rugby y fútbol no correspondían más a las exigencias cada vez mayores de las actividades deportivas. Por consiguiente, en 1985, la Sydney Cricket & Sports Ground Trust decidió erigir un nuevo estadio de fútbol para 40,000 espectadores, el cual tenía que estar listo para las festividades del segundo centenario en enero de 1988. Más aún: el estadio formaría parte de un centro deportivo con campos de entrenamiento, cuatro canchas de tenis, dos de squash, una piscina de 25 metros, sauna y 750 estacionamientos todo armoniosamente integrado en el verdor de los jardines del parque.

Para financiar la empresa, los iniciadores recurrieron a una idea especial. Además del apoyo financiero del gobierno y de recursos provenientes de donaciones, se obtuvieron medios adicionales mediante contribuciones de afiliación al Sydney Cricket Club. Se tuvieron que presupuestar 62 millones de dólares australianos (aprox. 60 millones de francos suizos) en vista de los deseos de los comitentes de la obra que habían previsto cubrir mínimo 25,000 de los 40,000 lugares, un enorme desafío para arquitectos e ingenieros. Un consorcio formado por la empresa Civil& Civil Pty. Ltd., el equipo de arquitectos de Philip Cox Richardson Taylor & Partners y el grupo de ingenieros Ove Arup & Partners ganaron la licitación con su proyecto. Junto al Cricket Ground, en un terreno baldío que antes pertenecía al ejército, se iniciaron las obras de construcción en abril de 1986.
El Sydney Football Ground
Año de Construcción: 1988
Capacidad de Espectadores: 40,015 asientos
Mundial Juvenil 1993: ocho partidos
Diámetro del anillo externo: 220 metros

El proyecto preveía una forma ovalada dinámica que debía circundar el rectángulo del terreno de juego empotrado a cinco metros de profundidad en la tierra. Puesto que los mejores lugares se encuentran habitualmente a la altura de la línea media, se imponía la necesidad de concebir estos sectores de la forma lo más amplia posible, pero sin alejar demasiado a los espectadores del foco de las acciones. Para cumplir con estas premisas, fue necesario hallar una solución poco convencional, diferente de todas las demás construcciones realizadas hasta la fecha.

El majestuoso resultado atrae continuamente miradas de admiración. Las tribunas principales a lo largo de la línea de banda están formadas por dos pisos superpuestos, habiéndose elevado el piso superior en forma de media luna para aprovechar óptimamente la visión. El primer piso forma el anillo que se extiende desde el terreno de juego hasta las entradas y los pasillos debajo de la tribuna superior.

El techo del estadio se eleva como una ola a ambos lados del coliseo, hasta el centro de las tribunas principales, y desciende luego hasta el punto más profundo en las cabeceras, detrás de las dos metas. Desde afuera, el observador cree encontrarse ante una silla de montar hiperdimensional. En el punto más ancho, encima de la línea media, el techo sobresale treinta metros; en la parte más estrecha, detrás de las porterías, diez metros.

SIMON INGLIS
es un periodista independiente y autor de varios libros de fútbol, principalmente sobre estadios.


El armazón de filigrana de vigas, cabrios y columnas con el techo de color claro puede considerarse como una obra maestra técnica de los arquitectos e ingenieros. Gracias a numerosos ensayos con modelos de escala 1:200 en el túnel aerodinámico de la Universidad Monash en Melbourne, hallaron el apuntalamiento adecuado para que su obra de construcción no resultara demasiado pesada y para que no fuese arrancada por los vientos que corren por abajo. En el canto anterior del techo, donde el viento tiene su mayor potencia, se incluyó una especie de hendidura para reducir la resistencia, aprovechando a la vez este espacio para montar un reflector de luz difusa. Con esta idea genial no sólo se solucionó un problema de estática, sino se previno también otra desventaja que había dado lugar constantemente a grandes irritaciones en el Sydney Cricket Ground. La luz enfoca ahora solamente la parte que debe iluminarse y no sumerge a todo el entorno en un indeseable fulgor cegador.

Para toda la construcción se emplearon 1600 toneladas de acero, de las cuales 1100 fueron utilizadas solamente para la estructura del techo. Como contraste visual respecto a la curva de las tribunas y para reducir la infiltración del viento a un mínimo, la apertura entre el borde de la tribuna superior y el canto posterior del techo inferior fue parcialmente cubierta con telas tensadas especiales.

Los constructores obtuvieron un total de cuatro premios por su obra innovadora. Además, parece que no sólo los futbolistas y los jugadores de rugby se sienten inspirados para rendir al máximo en los muros de esta obra maestra, sino también los elefantes, que hicieron de comparsas en una representación monumental de la Aida de Verdi, se sintieron muy a gusto en este terreno multifuncional.

Sin haber excedido los costos, y puntualmente en el día de la independencia en enero de 1988, el Primer Ministro de Nueva Gales del Sur pudo inaugurar este magnífico estadio.

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