UNA RETROSPECTIVA DE 60 AÑOS
Suiza vs. Hungría (0-2) en Lille en 1938: un defensor suizo despeja con golpe de cabeza.

NUMEROSOS PROBLEMAS EN LA ANTESALA DEL MUNDIAL 1938

Las complicaciones políticas en un evento deportivo de gran envergadura se consideran frecuentemente como un fenómeno contemporáneo. Sin embargo, los antecedentes de la Copa Mundial 1998 son extraordinariamente sencillos en comparación con la última vez que se celebró el Mundial en Francia, hace 60 años.

POR KEITH COOPER
FOTOS: POPPERFOTO

El mundo estaba en un estado desolador en 1938 -y esto no solamente en términos futbolísticos. La amenaza de la Guerra Mundial colgaba como una espada de Damocles sobre el mundo. En lugar de unificar en paz a las naciones, el deporte se empleaba generalmente como vehículo eficaz para la propaganda política: la Italia de Mussolini había organizado y explotado el Mundial previo en 1934 y se benefició de la bonificación adicional de ganar el torneo- al igual que tras el triunfo en el Torneo Olímpico de 1936 en Berlín, juegos abusados en forma aún más flagrante por Hitler. El Campeonato del Mundo de 1938 prometía ser la próxima víctima.

Francia obtuvo la organización de la competición final en el Congreso de la FIFA de 1936 en la Opera Kroll en Berlín, principalmente en tributo a Jules Rimet, el presidente francés de la FIFA quien había inspirado la creación de esta competición. En efecto, Rimet había intervenido en el Congreso de 1934 en Roma para que el torneo fuese celebrado en 1937, lo cual conduciría a que Francia se beneficiase de la Feria Mundial en París en ese año y se ahorrara una parte del presupuesto de 2 millones de francos. No obstante, el Congreso de 1936 optó por el año 1938 y la elección de la sede estuvo influenciada por las dificultades de viaje que habían desalentado a la mayoría de los equipos europeos de participar en el primer Campeonato Mundial en Uruguay en 1930.
Sorteo de la competición final 1938:
el Presidente de la FIFA Jules Rimet recibe un apoyo incondicional.

Argentina opinó que tenía derecho al evento de 1938 en base al sistema alternador entre Europa y Sudamérica, y contaba llena de confianza con esta posibilidad. Cuando se decidió en contra de ellos, los argentinos protestaron estrepitosamente, boicotearon el torneo, presentaron una inscripción tardía y, finalmente, volvieron a retirarse. El boicot no halló mucho apoyo y la policía tuvo que intervenir en unas manifestaciones organizadas por los aficionados frente a las oficinas de la Asociación Argentina en Buenos Aires.

Uruguay, por su parte, rehusó viajar a Francia, herido aún por la pobre participación europea en el Mundial de 1930 (a pesar de que Francia había tomado parte en Uruguay) y se ocupó más bien de la introducción del fútbol profesional. Brasil era, en definitiva, el único representante de Sudamérica.

España estuvo obligada a retirarse por la sangrienta Guerra Civil librada en esas épocas. Sin embargo, la ausencia más llamativa y las víctimas más lamentables de la Europa de los años 30 eran los austríacos. El famoso "Wunderteam" austríaco, que había registrado toda una serie de magníficas victorias en la primera parte de la década, había dejado de existir, ya que Austria había sido anexionada por la Alemania de Hitler mediante el tan conocido "Anschluss". Los austríacos fueron desprovistos de su selección, pese a que ésta ya había disputado y ganado el partido de clasificación contra Letonia, ya que varios astros austríacos fueron reclutados por la selección alemana. Cuatro de ellos participaron en el partido de apertura contra Suiza que finalizó con un empate a uno.
El belga John Langenus - árbitro de la final de 1930 en Uruguay - observa el partido desde la línea de meta.

La retirada de Austria dejó un lugar vacante, el cual fue generosamente ofrecido por la FIFA a Inglaterra. El Secretario General de la FIFA, Dr. Ivo Schricker, envió una apasionada súplica a Sir Stanley Rous, en ese entonces secretario de la Asociación de Fútbol de Inglaterra en Londres y muy conocido ya por su orientación internacional. No obstante, la patria del fútbol persistió en su glorioso aislamiento del resto del movimiento futbolístico mundial y desdeñó nuevamente la participación en el evento mundial.

De tal suerte, el torneo se disputó con 15 finalistas solamente, incluyendo países como Cuba y las Indias Holandesas Occidentales, ofreciendo una pobre representación del fútbol mundial.

Italia revalidó su título mundial en forma más convincente que cuatro años antes al derrotar por 4 a 2 a Hungría en la final en París el 19 de junio de 1938. Fue el último partido mundialista en los siguientes doce años.

Retornar a la Tabla de Contenido


Información de prensaFIFA Handbook

Copyright © 1996 Fédération Internationale de Football Association. Derechos reservados.
Copyright © 1996 En-Linea, Inc. Derechos reservados.