AUGE EN LA CIUDAD Y EN EL ESTADIO

LAS ACCIONES DE FÚTBOL NUNCA FUERON TAN ALTAS

POR: PATRICK HARVERSON
es corresponsal deportivo comercial del "Financial Times"

El fútbol y la bolsa de valores ...

Ya ha transcurrido algún tiempo desde la época en que el fútbol británico era pionero en algo, pero actualmente en los ámbitos financieros y de inversiones vuelve a marcar el camino al resto del mundo. Más de una docena de clubes británicos se cotizan en la Bolsa, más del doble que en todos los demás países juntos.

A fines del pasado año, New-castle United, Aston Villa y otros clubes incrementaron el número de clubes en la bolsa de valores londinense a más de veinte.

¿Cuál es la razón por la cual los inversionistas -que hace algunos años eran aún extremadamente cautelosos en invertir su dinero en clubes de fútbol- sientan ahora tanta pasión por este deporte? ¿Y hasta cuándo puede durar una relación tal?


...una relación cada vez más frecuente.

La razón principal del interés de los clubes por la bolsa de valores es que necesitaban grandes sumas de dinero y los inversionistas estaban dispuestos a entregárselas a cambio de acciones, pues consideraban que el fútbol británico tenía un porvenir económico muy rentable.

El gran cambio en 1990

En el pasado, los inversionistas se distanciaban del fútbol pues no confiaban en las personas que dirigían los clubes, y la parte financiera de los mismos no era rentable, ya que gastaban su dinero en la compra de jugadores, beneficiándose solamente muy pocos de ellos. Asimismo, el fútbol tenía una reputación pública sumamente pobre debido a los problemas de gamberrismo y el estado de deterioro de la mayoría de los estadios en el país.

Sin embargo, el destino del fútbol comenzó a cambiar cuando Inglaterra consiguió clasificarse para las semifinales de la Copa Mundial 1990 en Italia. El logro de la selección revivió el interés del público en este deporte y muy pronto los clubes más grandes de Inglaterra constituyeron la Primera División de élite. Esto, por su parte, atrajo a patrocinadores ricos y, lo que es más importante, ayudó a firmar un acuerdo muy lucrativo con "Sky Television". Al mismo tiempo se remozaron y modernizaron los estadios de los clubes con la finalidad de ofrecer más seguridad y confort a los hinchas y esto, a su vez, atrajo enormes masas de aficionados, particularmente tras la exitosa reprimienda del gamberrismo.

Beneficio mutuo

El ejemplo positivo: el desarrollo de la cotización de las acciones del club Manchester United de la primera división inglesa en los últimos años.
Desde entonces, el fútbol británico -al menos en la cumbre de la competición de clubes- ha mejorado gradualmente, ayudado por la afluencia de figuras estelares extranjeras desde Ruud Gullit hasta Juninho, y asimismo ha logrado estimular los ingresos de TV y generar beneficios adicionales de ventas de productos de comercialización. Fue este extraordinario auge que despertó el interés de los inversionistas tras darse cuenta de que los clubes más famosos representaban un negocio muy rentable.

En la mayoría de los casos, la relación entre los clubes y la bolsa de valores se presentó muy beneficiosa para ambas partes. Los clubes recibieron dinero para modernizar sus estadios, comprar mejores jugadores y edificar sus actividades comerciales, mientras que los inversionistas pudieron registrar un enorme aumento del valor de sus acciones.

No obstante, no es oro todo lo que brilla. Un club, el Millwall de segunda división, ha sufrido toda una serie de dificultades y sus inversionistas son propietarios actualmente de acciones sin valor. Interés en baja

El ejemplo negativo: el desarrollo de la cotización de las acciones del club Millwall de la segunda división inglesa en los últimos años.
Ilustraciones/fuente: Daily Telegraph .

Desde los últimos dos meses se tiene la impresión de que el interés de los inversionistas en el fútbol se está disipando lentamente. Mientras que en 1996 las acciones de los clubes más cotizados aumentaron en el doble e incluso triple de su valor, en los primeros dos meses de este año cayeron casi un tercio, particularmente porque los inversionistas consideraron cada vez más que habían llegado a expectaciones irreales de ganancias, principalmente en lo que se refiere a la televisión de pago ("pay per-view television") que se introducirá en el fútbol británico en los próximos dos años.

Asimismo, la mala actuación de algunos clubes muy cotizados hizo que los inversionistas vendieran sus acciones. Southampton y Sunderland, por ejemplo, están esforzándose para sobrevivir en la primera división y los inversionistas temen que los ingresos y beneficios de estos clubes sufrirán un gran revés si llegan a descender a la segunda división.

De la misma manera, las acciones de Sheffield United y Loftus Road, de la misma compañía que posee el Queen's Park Rangers, han registrado una baja, pues las posibilidades de que los dos clubes puedan ascender a la primera división se redujeron enormemente tras una serie de malos resultados.

Estos casos han descubierto uno de los mayores riesgos de la inversión en el fútbol: el rendimiento de las acciones depende generalmente de la actuación de los equipos, principalmente hacia finales de la temporada. Otro riesgo de los inversionistas es que no pueden estar seguros de que los clubes gasten en forma razonable el dinero que han ganado en la bolsa de valores. Si se gasta demasiado dinero en transferencias y salarios -los cuales están aumentando en Inglaterra como consecuencia del veredicto Bosman- y los nuevos jugadores no actúan bien y el club comienza a tener dificultades, entonces la inversión puede considerarse una pérdida. El Millwall, que pagó mucho dinero por dos jugadores rusos la temporada pasada y que descendió a pesar de todo, es un ejemplo típico de este riesgo.

¿Qué pasa con los clubes propiamente dichos: vale la pena que figuren en la Bolsa? En términos generales, la implicación de los clubes en la bolsa de valores ha sido positiva, ya que les permitió conseguir grandes sumas de dinero que de otra manera no hubieran podido generar. Y las rigurosas exigencias de informes financieros por parte de compañías públicas significó que los clubes estuvieron obligados a introducir la contabilidad y una disciplina financiera, lo cual era necesario desde hace mucho tiempo.

Participación de los aficionados

Asimismo, es importante el hecho de que los aficionados pueden ser dueños de una parte de su club, oportunidad que muchos hinchas aprovecharon. En efecto, a pesar de que una gran parte de las acciones futbolísticas están en manos de instituciones financieras, la mayoría fue vendida a hinchas en los últimos años.

Una cotización en el mercado entraña la responsabilidad del club de producir ganancias sobre las inversiones de sus accionistas, y el fútbol se está dando cuenta recién ahora del hecho de que los intereses de los accionistas no son similares a los de sus seguidores. Tomemos como ejemplo a Tottenham Hotspur: el famoso club de la zona norte de Londres tuvo un enorme éxito financiero en los últimos años; la gerencia produjo grandes ganancias y dividendos para los accionistas, pero los hinchas se quejaron de que el propietario del club, el millonario Alan Sugar, está dando preferencia a los intereses de los accionistas y está descuidando la parte futbolística del club.

MR. BIG DE NEWCASTLE

También Sir John Hall quiere cotizar a su club Newcastle United en la bolsa de valores.
Foto: Popperfoto
Pocas personas en el fútbol británico cobran tanta importancia como Sir John Hall, agente de inmobiliarias multimillonario, quien compró el Newcastle United hace seis años cuando se hallaba en un bache financiero y amenazando con descenso a la tercera división.

Desde entonces, Hall convirtió al Newcastle en uno de los clubes más grandes y populares de Inglaterra gracias a una combinación de apoyo financiero personal, ya que es presidente del mismo, grandes sumas para nuevos jugadores, comercialización y promoción dinámicas y muchísima fuerza de voluntad. Y ahora, el club que ha salvado, está listo para cotizarse en la Bolsa de Londres.

En cierto modo, Hall, de 64 años de edad, es el típico propietario de club inglés, un hombre de opiniones contundentes que ha llegado a su posición actual por sus propios esfuerzos y con un caracter visionario, quien goza del prestigio de poseer un gran club. Otros del mismo calibre son Doug Ellis, propietario del Aston Villa, Jack Walker del Blackburn, Ken Bates del Chelsea y Alan Sugar del Tottenham Hotspur.

Catalizador del crecimiento económico

Al igual que sus homólogos, Sir John Hall es totalmente fiel a su pueblo y región en el cual nació y se crió. Se diferencia quizás de sus rivales debido a su visión futbolística a largo plazo, considerando el deporte como un catalizador del crecimiento económico y convencido de que cuanto mayor sea el éxito del Newcastle, tanto más prosperará la ciudad y la región (véase FIFA Magazine de agosto 1996).

Está tan convencido del papel del deporte en la economía local y en la región que está construyendo rápidamente un imperio deportivo para competir con aquéllos de los grandes clubes españoles y portugueses que tanto admira. El Newcastle United Sporting Club, único en su género en Inglaterra, incluye equipos de "rugby union", hockey sobre hielo, baloncesto e incluso carrera de autos; su mira está puesta también en la liga de rugby y atletismo.

Ganancia considerable

Al igual que cualquier hombre de negocios que conoce el éxito, Sir John Hall se aseguró de que su implicación en el fútbol se convirtiese en un considerable beneficio. Su participación en el Newcastle, adquirido a un precio muy económico en 1991, tendrá un valor superior a los £ 100 millones cuando el club figure en la bolsa de valores.

Irónicamente, justo cuando su club está por colocarse en el centro del escenario financiero, Sir John Hall está contemplando un retiro parcial y no figurará en el Consejo de la compañía públicamente cotizable. Pasará una parte de su poder a su hijo Douglas; sin embargo, conociendo su entusiasta personalidad y su profunda entrega a la causa del Newcastle, será muy difícil imaginarse que esté fuera del foco de interés público durante mucho tiempo.
Uno de los equipos más famosos de Inglaterra, el Spurs, ya no es una de las escuadras más potentes de la primera división, ni tampoco juega ese fútbol tan elegante que lo destacó en los años cincuenta y sesenta. Los hinchas achacan la culpa a la gerencia del club, argumentando que no ha gastado suficiente dinero para conseguir grandes astros internacionales, pues prefiere hacer ganancias fuera del terreno de juego que celebrar momentos gloriosos en el mismo.

¿Hasta cuándo?

Por otro lado, Manchester United ha demostrado que es capaz de satisfacer tanto a los accionistas como a los hinchas, aún cuando el director de finanzas dijera en cierta ocasión que "mantener satisfecho a ambos grupos es como galopar en círculo en un circo, montando a pelo dos caballos". Sea como fuere, United parece haber cumplido su deber con estilo, ganando no sólo la mayoría de los trofeos, sino ostentando también la mayor rentabilidad de sus acciones en los pasados dos años. ¿Hasta cuándo podrá el United mantener este impresionante acto de equilibrio? El tiempo dará cuenta. La naturaleza cíclica indica que en determinado momento el equipo será menos exitoso y, cuando esto suceda, será interesante observar la reacción de los inversionistas. Será posiblemente la primera prueba real para ver hasta qué punto puede durar la relación entre el fútbol británico y la Bolsa.

CAMPEONES EUROPEOS

Los clubes europeos han comenzado a darse cuenta recién ahora de hasta qué punto le van en zaga a los equipos británicos en lo que se refiere a negocios. Mientras que no todos los clubes quieren o deben figurar en la bolsa de valores, el hecho de que los inversionistas en Inglaterra están dispuestos a comprar acciones de clubes de fútbol refleja el gran éxito que han tenido los grandes clubes en sus actividades comerciales. Los clubes británicos son los pioneros en Europa en cuanto a la explotación del potencial comercial de la mercadotecnia, el confort en los estadios, la venta de derechos de video, el patrocinio y la publicidad. No obstante, este aspecto puede cambiar muy pronto, ya que los clubes de élite europeos están comenzando a tomar en serio la idea de figurar en la Bolsa, aunque primero tendrán que demostrar que disponen de negocios seguros con el potencial necesario para asegurar un beneficio continuo para sus accionistas. Para muchos clubes con pérdidas, este paso no será nada fácil.

En el momento de redactar este artículo, solamente Dinamarca tiene clubes que figuran en la bolsa de valores. Brondby, AGF Kontrakfotbold y SIF Fotbold se cotizan en la Bolsa y, al igual que sus homólogos ingleses, han producido ya grandes ganancias. No obstante, los inversionistas europeos no reaccionarán hasta que no sean los clubes de las grandes potencias europeas como Italia, España o Alemania que aparezcan en la bolsa de valores.

¿Italia como próxima?

Posiblemente no tendrán que esperar mucho. Varios clubes italianos, como los dos gigantes Juventus y AC Milan, están considerando el lanzamiento de una sociedad, mientras que el Lazio, Fiorentina y Bologna han expresado también su interés. Lo interesante de esta innovación es que tienen previsto cotizar sus acciones en un mercado fuera de Italia, probablemente en Londres.

Esto se debe, ante todo, al hecho de que la bolsa de valores italiana requiere que una compañía muestre un beneficio consecutivo durante tres años -y los clubes italianos generalmente no obtienen beneficios-, pero también porque los clubes saben que Londres es el lugar donde se halla el dinero. En Inglaterra, los inversionistas conocen los aspectos comerciales del fútbol y aprecian mucho el valor comercial de los nombres de los equipos italianos de élite.

Ventaja financiera

En Holanda, PSV Eindhoven y AZ Alkmaar han confirmado que existen planes; Paris-St. Germain, propietario de Canal Plus, comunicó que posiblemente cotice al club en el mercado londinense; y la Asociación Suiza ha dado luz verde recientemente para que los clubes puedan formar compañías públicamente cotizables.

Los clubes en España y Alemania no han mostrado mucho interés hasta ahora. No obstante, esto puede cambiar muy pronto ya que -al igual que sus homólogos italianos- están preocupados de que el dinero que los clubes ingleses puedan obtener de inversionistas les dé cada vez mayores ventajas en el mercado futbolístico.

Los clubes europeos están preocupados particularmente por el hecho de que la potencia financiera de los clubes británicos ayudará a que puedan sobrepujar a sus rivales europeos en la contratación de jugadores de élite. Es este temor que conducirá próximamente a numerosos clubes europeos a los brazos de la Bolsa.

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