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João Havelange condujo a la FIFA al Siglo de Oro futbolístico

La final de la Copa Mundial el 12 de julio de 1998 será el final definitivo: ese día, João Havelange se retirará para siempre de la cumbre de la FIFA después de 24 años de mandato. Un homenaje personal de Walter Lutz*

WALTER LUTZ editor en jefe desde 1963 hasta 1986 de la revista "sport" que es públicada en Zurich, y fué condecorado con la orden al Merito de la FIFA.

A really symbolic picture. Una foto con carácter simbólico: el fútbol en todo el mundo tiene mucho que agradecer a João Havelange.
FOTO: Sygma

Toma lo mejor que existe - y mejóralo. (Rolls-Royce)

Setenta años después de su fundación, la FIFA elige su séptimo presidente en el Congreso del 11 de junio de 1974 en Francfort poco antes del comienzo del Campeonato Mundial de 1974. Jean Marie Faustin Godefroid Havelange, de 58 años de edad y a quien sus padres belgas llamaban João en Brasil, gana las elecciones contra el poderoso y aparentemente imbatible Presidente Sir Stanley Rous, de 80 años de edad.

       Nacido en Río, donde su padre trabajaba como ingeniero minero, educado "a la europea" y alumno de un internado de habla francesa, Havelange se convirtió en el primer Presidente no europeo de la FIFA.Transformó el fútbol en un producto y a la FIFA en una empresa, iniciando así el Siglo de Oro del fútbol.

       Havelange no ha fumado nunca y en reuniones informales lo vemos sentado siempre delante de un vaso de vino lleno, el cual utiliza al igual que el Presidente del COI Juan Antonio Samaranch, solamente para brindar. En recepciones y tertulias, es el primero en despedirse discretamente por más que se sienta totalmente a gusto. Es su forma de ser, es su estilo.

Siempre la palabra adecuada

João Havelange delante de la bandera de la CBD, de la que fue presidente entre 1958 y 1973. João Havelange delante de la bandera de la CBD, de la que fue presidente entre 1958 y 1973.
FOTO: FIFA-ARCHIVE

       Es alto, -gracias a ejercicios de natación diarios- delgado, ágil y saludable como un atleta, siempre en una postura firme como un general, una persona ilustre que tiene también algo de un monarca de fútbol y patriarca, pero nada de tribuno popular.

       Amable, culto, con buen sentido de humor e interesado en las Bellas Artes, Havelange es como un diplomático, capaz de desenvolverse en los más diversos escenarios, tanto en la Casa Blanca con el Presidente de EEUU como en el círculo de futbolistas. Gracias a su sentido de compenetración, tiene la virtud de hallar la palabra adecuada en el momento oportuno en cada situación - frecuentemente con cierta atenuación.

       ¿Un dirigente deportivo con las cualidades procedentes de las buenas épocas pasadas, anacrónicas para un profano y arrolladas por el pasar del tiempo, de los acontecimientos y de la evolución? Ciertamente no.

       Havelange no es, por cierto, un gerente en el sentido contemporáneo de la palabra - nunca quiso serlo-, sino más bien un dirigente deportivo que ha avanzado con el tiempo, con visión clara e incluso futurista. Se convirtió en un Presidente de la FIFA que sabía exactamente lo que quería, innovador y avangardista, siempre en busca de nuevas orillas.

Dr. João Havelange
Nombre: Jean Marie (João) Faustin Godefroid Havelange
Fecha de nacimiento: 8 de mayo de 1916 en Río de Janeiro, Brasil
Nacionalidad: brasileño
Estado civil: casado con Anna María, una hija, Lucía
Formación: jurista, abogado
Religión: católico

Actividades profesionales
Presidente de la junta directiva de Viação Cometa SA; presidente de la junta directiva de Orwec SA; presidente de la Cia. de Seguros Ferroupilha de Sao Paulo; director del liceo franco-brasileño (liceo francés); director del Grupo Atlántica Boavista.

Carrera deportiva
Como nadador: campeón carioca (Río de Janeiro), campeón paulista (Sao Paulo),
de waterpolo: campeón brasileño, campeón sudamericano, vicecampeón panamericano en 1951.
JJOO: participó como nadador en Berlín en 1936, como jugador de waterpolo en Helsinki en 1952 y como jefe de la delegación brasileña en Melbourne en 1956.

Funciones en el deporte
1937 - 1940: presidente de la sección waterpolo del Clube de Regatas Botafogo
1941 - 1942: presidente de la sección waterpolo de la Associação Deportiva Floresta
1943 - 1944: vicepresidente de la Associação Deportiva Floresta
1949 - 1948: vicepresidente de la Federação Paulista de Natação
1949 - 1951: presidente de la Federação Paulista de Natação
1952 - 1956: presidente de la Federação Metropolitana de Natação
1955 - 1963: miembro del Comité Olímpico Nacional de Brasil
1958: elegido representante sudamericano en la junta directiva de la Federación Internacional de Ciclismo
1956 - 1958: vicepresidente de la Confederação Brasileira de Desportes (CBD)
Nov. 1963: elegido miembro del Comité Olímpico Internacional
1963: elegido miembro de honor del Comité Olímpico Nacional de Brasil
1958 - 1973: Presidente de la Confederação Brasileira de Desportes
(Federación central de 23 disciplinas deportivas)
11.6.1974 elegido 7º Presidente de la FIFA en el 39º Congreso celebrado en Francfort
1978, 82, 86, 90, and 94: reelegido Presidente de la FIFA en los congresos 90 y 94:de Buenos Aires, Madrid, México, Roma y Chicago..
       El antiguo Secretario de Estado norteamericano Henri Kissinger, un buen amigo de Havelange, dio al respecto una explicación plausible: "Observa el mundo a través de un telescopio y no de un microscopio". Havelange siguió siempre su intuición que nunca le traicionó. Era un empresario colmado de ideas y proyectos audaces. Su Secretario General Sepp Blatter, investido de plenos poderes y en calidad de primer director ejecutivo de la FIFA, puso estas ideas en práctica con mucho entusiasmo juvenil y gran experiencia. El Presidente se convirtió en una figura líder que marcó el futuro y anticipó ciertos desarrollos en una época turbulenta de cambios, renovaciones, socialización, universalización y comercialización mundial del fútbol.

       Havelange era deportista activo (participó en los JJOO de 1936 en natación y en 1952 en waterpolo) y en los años cincuenta se convirtió en el máximo líder deportivo en Brasil y en un exitoso empresario de sus compañías privadas. Aún hoy sigue viajando incesantemente y sin señales de fatiga durante 300 días del año por todo el mundo como Presidente de la FIFA.

Vocación, pero no profesión

       Desde el punto de vista de sus cualidades, igualmente podría haber hecho una carrera en el servicio diplomático, o ser un renombrado abogado -como lo fue- por su amplia formación o ser un alto oficial de mando por su determinación y clarividencia.

       Sea como fuere, es insólito, pero típico de él, que en los últimos 24 años haya dedicado infatigablemente y sin interrupción más tiempo al fútbol que a todas sus compañías y a su familia. El fútbol es su vida, su vocación, pero no su profesión; el afianzamiento de la FIFA ha sido su meta y misión, para cuyo cumplimiento se sintió llamado y desafiado.

       ¿Era quizás un patriarca en el sentido de los venerados padres fundadores en el Viejo Testamento? ¿Era quizás incluso un dictador, tal cual lo afirmaban aquellos que estaban frustrados por haberse levantado demasiado tarde para los desarrollos y haber dejado escapar decisiones fundamentales, además de haber sido castigados por su retraso? ¿O es acaso que este señor, quien irradia una enorme fascinación incluso ahora en su edad avanzada, despertó de golpe a la adormitada FIFA, la cual, antes de que Havelange asumiera su mandato, se contentaba cómodamente con mantener, conservar y administrar con falsa autosuficiencia las metas alcanzadas?

Clarividencia, fe y audacia

Una de las primeras fotos en calidad de Presidente de la FIFA en junio de 1974.
FOTO: FIFA-ARCHIVE

       Havelange impulsó a la FIFA hacia el futuro con clarividencia, fe y audacia ya en una época en que la mayoría de los dirigentes deportivos no reconocía en absoluto las dimensiones y posibilidades del deporte y se mantenía ajena al desarrollo.

       En todo caso, Havelange -ambicioso y consciente de su propio valor- sabía siempre lo que quería. Ya hace cuarenta años, el futuro presidente de la UEFA, Gustav Wiederkehr, había mencionado en una conversación privada que había conocido en Brasil a un personaje y conocedor del fútbol de un calibre especial. Havelange cumplía enteramente las condiciones para ser elegido un día en el máximo cargo futbolístico.

       Es así que, en 1971, decidió presentar su candidatura para la presidencia de la FIFA. En la 63ª sesión del Comité Olímpico Internacional en 1963 en Baden Baden, fue elegido miembro del Comité. En la actualidad, en dicho Comité, es la segunda persona más importante, por antigüedad. De 1958 a 1973, fue presidente de la poderosa Confederación Brasileña de Deportes (CBD) y contribuyó considerablemente en la conquista de los tres títulos mundiales de Brasil en 1958, 1962 y 1970.

       Durante tres años se entregó a una consecuente campaña electoral y hasta mayo de 1974 había visitado 84 de los 142 asociaciones nacionales de la FIFA, recorriendo un total de 80,000 kilómetros. Condujo su campaña en forma muy profesional, con un programa claro y avispado que ofrecía mucho a los países en vías de desarrollo cada vez más numerosos y totalmente ignorados hasta ese momento: Havelange promete aumentar el contingente de la competición final del Mundial de 16 a 24 equipos (se realizó en 1982), crea un generoso programa de desarrollo en 75 países patrocinado por Coca-Cola, con cursos para entrenadores, árbitros, médicos y administradores, introduce campeonatos mundiales para juveniles, etc.

       Como mencionado, las metas de Havelange eran: convertir a la FIFA en algo más que una mera organización rígida que organiza campeonatos mundiales cada cuatro años; ofrecer al fútbol una sólida base financiera con la ayuda de patrocinadores -que él recluta personalmente al comienzo- y dirigir la Federación en forma profesional de acuerdo con principios empresariales. El 22 de mayo, la UEFA decide apoyar la candidatura de Stanley Rous, Presidente de la FIFA desde 1961, "pues es necesario mantener el liderazgo de Europa en el fútbol mundial".

Promesas cumplidas rápidamente

Amigo de jefes de Estado y reyes: en la imagen, Havelange con su señora Anna María y el Rey Juan Carlos de España en el Mundial de 1982.
FOTO: FIFA-ARCHIVE

       El día de las elecciones, están representadas 122 naciones, una cifra nunca antes alcanzada en un Congreso. En el primer escrutinio se requiere una mayoría de tres cuartos (79 votos). Havelange obtiene 62, Rous 56. En el segundo escrutinio, Havelange sale vencedor con 68 a 52 votos. Stanley Rous es nombrado Presidente honorario de la FIFA y cuando fallece el 18 de julio de 1986, a la edad de 92 años, Havelange lo honra en la "FIFA News" con un artículo, escribiendo que era "el pionero del fútbol que dirigió al balompié a nuevas dimensiones con su sabiduría y conocimientos deportivos".

       La meta de Havelange es "borrar todas las manchas blancas en el mapamundi futbolístico". Una vez en el poder, estalla como un volcán o, mejor dicho, un alud, se entrega con toda su energía a las tareas de la FIFA y cumple sus promesas en un período sorprendentemente breve. En los primeros cuatro años de su mandato, es decir, en exactamente 1461 días, está 1095 días de viaje y visita 116 países.

       Cuando Havelange asume su mandato en la FIFA, cita a su Secretario General Helmut Käser y le dice: "No sé cuánto gana actualmente, pero desde ahora recibirá el doble de su sueldo". Para poner en marcha el programa de desarrollo, Havelange contrata en 1975 a Sepp Blatter, director de la firma Longines SA, como primer Director Técnico de la FIFA. En junio de 1981, Havelange rescinde el contrato de Helmut Käser por disparidad de criterios. El 15 de enero de 1982, el Comité Ejecutivo elige, de derecho, al dinámico gerente Sepp Blatter, quien estaba dirigiendo la Secretaría general desde octubre de 1981, como sucesor de su suegro, y le confiere plenos poderes de un gerente general. Los dos hombres se entienden muy bien. Havelange considera a Blatter ora su ministro de relaciones exteriores, ora su primer ministro, y la armoniosa concordancia entre los dos -cada uno sabe que depende del otro- forma el fundamento del creciente éxito de la FIFA en los sectores futbolístico, deportivo-político y económico. Los países miembro se benefician de este auge, particularmente los participantes de las competiciones finales de la Copa Mundial, ya que tienen ahora parte en la ganancia neta del Mundial.

Piensa siempre en el futuro

Mucho respeto ante su predecesor .
FOTO: ASL

       La Secretaría general, copada de nuevos y múltiples deberes, aumenta su personal de 12 a 65 empleados (que tiene en la actualidad) y obtiene una clara estructura. En 1979, la FIFA adquiere su nueva sede en el Zürichberg, allí, donde en la antigua -villa patricia de la Hitzigweg 11, el -antiguo Secretario General Käser tenía su apartamento y recibía llamadas telefónicas incluso a avanzadas horas de la noche.

       La FIFA se lanza rumbo al anunciado curso de la apertura mundial. Junto con Horst Dassler, jefe de adidas y de la agencia de mercadotecnia ISL, quien fallece a la joven edad de 51 años en 1987, Havelange obtiene los recursos para establecer nuevas competiciones de selecciones nacionales y campeonatos mundiales para escolares (sub-17), juveniles (sub-20, sub-23), mujeres y de fútbol sala, para ampliar las publicaciones propias de la casa (FIFA News, FIFA Magazine) en cuatro idiomas, para publicar informes técnicos y análisis sobre todos los torneos, para intensificar cursos y seminarios, para lanzar campañas de imagen mundiales (p.ej. de Fair Play) y, no por último, para consolidar la administración estructurada según campos de actividad. En largas y fastidiosas negociaciones con el COI, Havelange logra alcanzar lo que ningún otra disciplina olímpica pudo conseguir: fijar un límite de edad máximo de 23 años en el Torneo Olímpico de Fútbol, evitando así astutamente toda competencia con la Copa Mundial propiamente dicha.

SIMPATÍA Y AMABILIDAD

"Entre João Havelange y mi persona existen un par de generaciones. Y, sin embargo, mucho me une a él. Como un joven adolescente en Brasil se aprende rápido que João Havelange es un gran hombre, uno de los no europeos que se aprontó a dirigir el fútbol mundial y esto lo logró con gran éxito. Tuve la suerte de conocerlo personalmente los últimos años, durante la ceremonia de entrega de distinciones para futbolistas mundiales. Pronto me cautivaron su calor y gentileza, y también sentí instintivamente su respeto en mi calidad de jugador y de joven ser humano."

Ronaldo, Futbolista Mundial de la FIFA en 1996 y 1997

       Señalemos al margen un pequeño detalle, pero típico del estilo que reina en la sede de la FIFA: cuando está presente el Presidente, ondea la bandera brasileña delante del edificio y en las sesiones de las comisiones permanentes, los funcionarios visten uniformes de la FIFA. Havelange da importancia a la apariencia, pero el contenido, el mensaje, es para él más importante que el embalaje; sin duda alguna, porque es una persona pragmática que juzga todo concepto y proceder desde el punto de vista de la utilidad para el fútbol. Havelange representa y reúne en sí mismo -según el caso- conservadurismo y sentido de progreso, tradicionalismo y espíritu innovador. Es, a veces, un severo guardián, como en el caso de las Reglas de Juego, las cuales son para él "una ley de bronce sin la cual no existirían el orden y el progreso" y, otras veces, un verdadero revolucionario. Piensa, ante todo, en el futuro y no pierde tiempo pensando en el pasado.

       En 1989, por solicitud de la Asociación de Fútbol Suiza, la FIFA lo propone incluso para el premio Nobel, al igual que 50 años antes sucedió con el Barón Pierre de Coubertain. Un motivo fue, quizás, su revolucionaria hazaña en el deporte en general cuando en 1976 consigue solucionar de forma increíble el delicado "problema Sudáfrica", y cuando en 1978 logra la insólita proeza de volver a adherir a la FIFA a la República Popular China, sin quebrantar los derechos estatuarios de la Asociación de Fútbol de Taipei.

No es un presidente "representativo"

Durante décadas un equipo exitoso: João Havelange con su Secretario General Joseph S. Blatter .
FOTO: Kurt Schorrer

       Lo asombroso de Havelange es que casi siempre logra imponer su punto de vista. ¿Cómo lo consigue? Para él, el poder no es -como creen muchas personas- arrogancia, orgullo, tampoco su mando, ni su posición, ni su prestigio personal. Para él, el poder es comprensión, conocimiento y, ante todo, sabiduría.

       Por el hecho de estar presente en todas partes, también en las numerosas comisiones de la FIFA, Havelange convence con la fuerza de sus argumentos, con sabiduría, comprensión y experiencia, así como con el conocimiento de la sucesión de los hechos.

       Havelange es mucho más que un mero presidente "decorativo" o "representativo". Es desasosegado, activo y está constantemente en acción. Está siempre al frente -al igual que su Secretario General, la persona mejor informada en el fútbol-, continuamente de viaje en todos los continentes y siempre en contacto con personalidades ilustres. Y como está siempre en el pulso de los acontecimientos, conoce todas las opiniones, sentimientos y necesidades. De esta forma logra imponerse generalmente en el Comité Ejecutivo, gracias a su poder de convicción y habilidad diplomática, así como a su tacto en situaciones muy difíciles. Es natural que no siempre haya tenido éxito. Es así que se enemistó temporalmente con el ídolo Pelé, a quién había designado embajador del fútbol en el mundo, debido a controversias con su yerno; su idea de disputar partidos con cuatro "medio tiempos" encuentra oposición; a veces suscita enfado en ruedas de prensa cuando no contesta a preguntas que a su parecer son superfluas y que se dan solamente porque el periodista en cuestión no está bien informado; en los congresos, generalmente pasa rápidamente de un punto a otro del orden del día, ignorando a aquellos que reaccionan tarde y que pierden, por lo tanto, la posibilidad de tomar la palabra.

Siempre un lugar de honor

UNA GRAN ADMIRACION

Sra. Anna María Havelange, esposa

       Havelange es un perfeccionista y por el hecho de no querer perder tiempo y por querer buscar las metas de la forma más rectilínea posible, a veces muestra cierta impaciencia. Por otra parte, Havelange es una persona que aborrece a los lisonjeros. Desconfía de ellos y la amistad es para él una cuestión de confianza y lealtad. Siempre exigió confianza y sinceridad a sus colaboradores y no tenía perdón para aquéllos que ensuciaban el nido. Havelange fue siempre una persona muy consecuente.

       Después de seis mandatos cuadrienales y ampliamente condecorado con más de 100 órdenes y distinciones de gobiernos e instituciones y elogiado y festejado un sinnúmero de veces, Havelange se retirará definitivamente del fútbol en junio próximo. No dejó escapar el momento oportuno para presentar su retirada y ocupará siempre un lugar de honor como constructor del Siglo de Oro futbolístico y renovador de la FIFA, así como una persona de sinceros sentimientos.

UNA CARRERA EXCEPCIONAL

Después de haber participado en los XI Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 en natación y en los XV Juegos Olímpicos de Helsinki en waterpolo, João Havelange siguió una carrera excepcional como dirigente en todos los niveles de la estructura deportiva.

Miembro del Comité Olímpico Internacional desde 1963 y Presidente de la Fédération International de Football Association (FIFA) desde 1974 hasta 1998, João Havelange asumió sus importantes responsabilidades con una increíble capacidad de trabajo con iniciativas y acciones concretas en favor del desarrollo del deporte universal que es el fútbol.

Juan Antonio Samaranch, Presidente
del Comité Olímpico Internacional

JOÃO HAVELANGE Y LA
UNIVERSALIZACIÓN
Con João Havelange, la FIFA se convirtió en aquello que sus fundadores desearon que siempre fuese: una organización deportiva mundial, conocida, reconocida y respetada, reuniendo a todos aquellos que comparten la misma pasión en todos los continentes. Dicha universalización se refleja enteramente en la actualidad en esa vitrina «planetaria» que es la Copa Mundial de fútbol. Impulsada por João Havelange, quien estaba siempre a la escucha y muy unido a los diferentes Comités Organizadores como he podido verificarlo yo mismo, la Copa Mundial se abrió a todos los continentes. Con más países implicados, más naciones participantes, una audiencia deportiva y de medios de comunicación fenomenales, esta competición entró definitivamente en el dominio de los superlativos. El antiguo atleta de alto nivel que era João Havelange nunca ha olvidado que, más allá de todo aquello que diferencia a los hombres, el deporte debe, ante todo, acercarlos.

Michel Platini, copresidente del CFO Francia 98

GRAN GOBERNANTE DEL FÚTBOL

"João Havelange es uno de los líderes de una personalidad rutilante que he conocido durante toda mi vida. Como Presidente de la FIFA siempre ha sido un ejemplo, dotado de gran inteligencia, increíble agilidad mental, profesionalismo, meticulosidad en la preparación de temas muy complejos y preguntas, así como en decisiones bien fundadas. En su aspecto exterior, en su destreza diplomática y su personalidad, Havelange se asemeja a un gran Presidente de Estado. Por su carisma y humanidad se impone e impresiona. A pesar de su firme perseverancia ha sido siempre una persona muy atenta, y siempre dispuesto a escuchar a todo el mundo."

Julio Grondona,
Primer Vicepresidente de la FIFA

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