Distribuida a lo ancho de Estados Unidos -los partidos se jugaron en Miami, Oakland y Los Ángeles - la 4ª Copa de Oro de la CONCACAF generó algunas cifras realmente impresionantes: 362,595 espectadores, cobertura televisiva mundial en 70 países y la presencia de unos 800 representantes de los medios informativos.

Escena de México contra Jamaica (1:0): Luis Hernández (camiseta verde) combatiendo en el aire con el jamaicano Durrent Brown. Fotos: Allsport

as cifras arriba mencionadas contrarrestan las críticas provenientes de Europa de que la Copa de Oro es "un torneo de poca importancia". El presidente de la CONCACAF, Jack Warner, opinó que el torneo "es tan importante para los países de la CONCACAF como lo es la Eurocopa para los europeos" y añadió que los clubes extranjeros "deberían estar contentos de que producimos jugadores que ellos quieren. La Copa de Oro es parte del crecimiento de la CONCACAF. Toda región que es capaz de producir un Dwight Yorke, un Paulo Wanchope y un Kasey Keller -sólo para mencionar tres nombres- puede producir muchos más".

       Propiamente dicho, fue el nivel de juego que causó la mayor impresión en este campeonato de la CONCACAF. Estuvo presente incluso Brasil, favorito de la Copa Mundial, en calidad de invitado, que empató con Jamaica y Guatemala, antes de perder contra EEUU en una semifinal sensacional.

"El Niño" impidió una concurrencia mayor

       La CONCACAF tuvo grandes dificultades con un huésped no invitado al torneo: el fenómeno climático "El Niño" que hizo que se registrara un caudal récord de lluvia en California durante el torneo. El viernes por la tarde del día del partido entre Jamaica y El Salvador, el secretario general de la CONCACAF, Chuck Blazer, tenía clavada la vista sombría en la lluvia que caía a raudales delante de su ventana cuando recibió una llamada del personal de TV presente en el Coliseo de Los Angeles: "Necesitará un bote para llegar al terreno de juego", fue su observación. El partido tuvo que aplazarse hasta el lunes. Jack Warner está convencido de que "El Niño" impidió que la concurrencia total de espectadores ascendiera a 400,000.

Manuel Lapuente.

       En el grupo 3, el favorito EEUU tuvo más problemas de los esperados. Cuba puso en grandes apuros a la defensa norteamericana con dos violentos palos, antes de sucumbir finalmente por 0 a 3. Costa Rica vapuleó a Cuba por 7 a 2, con cuatro anotaciones de Paulo Wanchope. En el próximo choque, EEUU estaba obligado a ganar, ya que un empate significaría la eliminación por diferencia de goles. Un gol tempranero del defensor Eddie Pope debería haber tranquilizado a los norteamericanos, pero fue más bien un estímulo para Costa Rica que pasó a dominar la contienda y consiguió merecidamente el empate con gol de Allan Oviedo. Todo parecía estar en favor de Costa Rica y su clasificación para la semifinal, cuando el técnico de EEUU Steve Sampson sacó su arma secreta. En el minuto 69 salió a jugar el sustituto Preki Radosavljevic y nueve minutos más tarde marcaba el gol de la victoria con un potente zurdazo.

El gol histórico de Preki

       La semifinal contra Brasil puede ser descrita como Kasey Keller contra Romario. El ariete brasileño tuvo un sinnúmero de magníficas oportunidades de gol, pero allí estaba, siempre listo, Keller con sus magníficas e imponentes salvadas. "Fue la mejor actuación que jamás haya visto de un guardameta", dijo Romario después del partido. "Fue un honor haber estado con él en la cancha".

       En el grupo 2, México no tuvo mayores inconvenientes para pasar a la próxima ronda tras derrotar 4 a 2 a Trinidad y Tobago y 2 a 0 a Honduras. Sin embargo, en las semifinales, los aztecas se toparon con una potentísima Jamaica, cofinalista del Mundial, cerrando el tiempo reglamentario con un empate a cero. Fue el gol de oro de Luis Hernández en el minuto 15 del alargue que dio a México el pasaje a la final.

       Llegó el día de la final y "El Niño" no hacía acto de presencia. Por todas partes, sol y sonrisas. Los organizadores de CONCACAF sabían que tendrían un lleno absoluto, de modo que prepararon una transmisión en circuito cerrado en una cancha de baloncesto en las inmediaciones del estadio. El Coliseo de Los Angeles estaba abarrotado con 91,000 espectadores y otros 6,000 siguieron el partido frente a la pantalla gigante de TV en la cancha adyacente.

       El encuentro estuvo marcado por un gran nerviosismo, propio de las finales de copa, y el buen fútbol. El error de Alexi Lalas en el minuto 43 fue decisivo. Tras perder el balón en la media cancha, no estuvo en condición de detener al escurridizo Hernández, quien se precipitó sobre un centro alto para introducir el esférico con un potente cabezazo en la meta de Keller

Dulce venganza para Manuel Lapuente

       Por tercera vez consecutiva, México logra consagrarse campeón de la CONCACAF y representará a la región en la próxima Copa FIFA/Confederaciones. Fue un triunfo muy especial para el técnico Manuel Lapuente, quien en 1991 -la primera Copa de Oro- había perdido con México contra EEUU y dimitió esa misma noche de su puesto de entrenador.

       México debe mucho de su triunfo a la magnífica actuación de Luis Hernández. Sus cuatro goles -dos contra Trinidad y Tobago, el gol de oro contra Jamaica en la semifinal y el gol decisivo en la final- le llevaron a compartir el título de máximo goleador con el costarricense Paulo Wanchope.

       Está casi de más señalar que no obtuvo el premio de Mejor Jugador del torneo, título que fue adjudicado al norteamericano Kasey Keller por su extraordinaria actuación contra Brasil.

       Para Jack Warner, este ha sido el año en que "nuestra copa de oro ha recibido el reconocimiento de todo el mundo como un torneo de máxima importancia". Para el año 2000, la CONCACAF está planificando un torneo con 12 escuadras, el cual se disputará en cuatro estadios -en EEUU- y con la participación de tres invitados. Otra innovación: los tres invitados podrán provenir también de países fuera del hemisferio occidental.

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