FIFA

Francia 98 - Un partido como cualquier otro...

Muy pronto, cuando el verano esté llegando a su cenit, la atención del mundo entero se concentrará cada vez más en Francia a medida que el fútbol comience a dar rienda suelta a toda su pasión, amalgamando el júbilo de los ganadores con la tristeza de los perdedores -siendo estos últimos lamentablemente más numerosos que los primeros.

POR MICHEL VAUTROT

Michel Vautrot, from France, fue árbitro de FIFA hasta 1990 y hace comentarios regularmente en esta columna sobre las Leyes del Juego y los problemas de los árbitros y sus puntos de vista. Actualmente es miembro del Comite de árbitros de la FIFA.
No hay que ser un visionario para saber, por experiencia y conociendo la naturaleza humana, que el arbitraje será uno de los puntos más polémicos. Existen varias razones para ello:

  • el fútbol se está jugando a un ritmo mucho más acelerado que nunca y esto hace que sea extremadamente difícil tener el balón constantemente en la mira durante 90 minutos, por más que los árbitros de la actualidad estén físicamente tan bien preparados como atletas de competición.

  • el progreso en la tecnología moderna y en la retransmisión televisiva ha alcanzado tal grado de desarrollo que una infracción, casi imperceptible a primera vista, obtiene de pronto formas más concretas, incluso proporciones escandalosas en los ojos del hombre de la calle - o mejor dicho, del hombre cómodamente sentado en su sillón delante de la pantalla de televisión.

  • los jugadores y los equipos de todos los continentes son cada vez más profesionales y minuciosos en sus preparativos -aunque existan todavía algunas diferencias-, lo cual conduce a que los partidos sean más estrechos y combatidos, hecho que, a su vez, lleva a más infracciones y desacuerdos y la gente termina discutiendo más sobre el árbitro que sobre el partido propiamente dicho.

  • en la actualidad, la colosal organización y las monumentales inversiones en el éxito hacen que cada error -sea un error de hecho o meramente uno de interpretación- se convierta en algo completamente inaceptable (excepto para las personas neutrales y razonables).

  • cuando un árbitro toma una decisión correcta, nadie se percata y es considerada la cosa más natural del mundo; sin embargo, el error más pequeño obtiene dimensiones gigantescas al punto de que se tiene la impresión de que este tipo de errores son la regla y no la excepción.

  • en el curso de un largo campeonato de liga, una decisión errónea pierde poco a poco su efecto, pero el mismo error en un torneo de eliminación es considerado una enorme injusticia.

  • nuestra evaluación de la actuación de un árbitro está en proporción directa con el grado de interés que tengamos en el partido, o sea aquellos que se sienten desfavorecidos propenden a olvidar sus propios defectos y achacan toda falta al árbitro como si fuese el chivo expiatorio ideal, mientras que aquellos que se benefician consideran que la decisión está totalmente justificada .

  • finalmente, nadie puede esperar que se disputen 64 partidos de tal importancia sin cometer un único error de dictamen o evaluación - y esto vale tanto para los jugadores y entrenadores como para los árbitros.

       Tampoco debemos olvidarnos de añadir a estos errores reales o imaginarios el impacto especial del interés de los medios informativos en una Copa Mundial que lleva el estigma de ser la última del siglo. Esto significa que si los 67 hombres del silbato y los banderines logran pasar desapercibidos, sin llamar la atención de nadie en particular, entonces podrán sentirse tentados a pasar, en su viaje de regreso de Francia, por Lourdes para encender una vela en reconocimiento de un tal milagro.

       Esperemos que los colegiados puedan en el "Manori de Gressy", donde se alojarán durante Francia 98, desarrollar las fuerzas físicas y mentales necesarias para poder desempeñar óptimamente su papel de modernos gladiadores en la lucha con los dragones que dormitan con un ojo abierto en los terrenos explosivos de un Mundial que promete fieros combates.Y si encuentran un momento de reflexión en el que puedan analizar con calma y seguridad los hechos que se avecinan, seguramente se percatarán de que no harán otra cosa que dirigir otro partido más en un terreno con las dimensiones habituales, 22 jugadores y un balón...

       Que olviden, por lo tanto, la presión y se pongan al servicio del juego y de los jugadores con coraje, inteligencia, confianza en sí mismos y en sus dirigentes, quienes deberán ofrecerles los medios y la responsabilidad de erradicar la violencia, sancionando las infracciones violentas (particularmente las entradas por detrás), las agresiones físicas y verbales y aplicando estrictamente las Reglas de Juego (insistiendo, por ejemplo, en la distancia de 9,15 metros en las barreras, etc.).

       Los árbitros y sus asistentes no irán a Francia para divertirse y tomar las cosas a la ligera. Son todos hombres que obtuvieron reputación por la exactitud y justicia de sus decisiones, tomadas sin titubeo y sin sopesar las consecuencias, a sabiendas de que una persona que vacila en sus decisiones hace que otros hagan lo mismo y nunca logrará inspirar confianza.

       Debo añadir que el trabajo de los colegiados sería mucho más fácil si los jugadores y equipos no firmasen el Documento del Fair Play bajo la simple premisa del cumplimiento y la cláusula del no desaire, sino que lo hiciesen con plena conciencia y se atuviesen realmente a las decisiones del árbitro sin discutir y polemizar.

       Así, el fútbol sería el ganador de la Copa Mundial.

Regresar a la Tabla de Contenido [TOC]


Copyright © 1994-98 FIFA. All rights reserved.
Copyright © 1998 En-Linea, Inc. All rights reserved.