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China
¿Se arrojará Bora Milutinovic de la Gran Muralla?

LIU JUNSHENG es editor de China Soccer en Beijing.

El último mandato del entrenador trotamundos Bora Milutinovic es probablemente su mayor reto hasta la fecha: conducir por primera vez a China a la competición final de la Copa Mundial. ¿Y si fracasa? El carismático Milutinovic sonríe y bromea: "¡Entonces me arrojaré de la Gran Muralla china!"

Una helada mañana de Año Nuevo en Beijing. Bora Milutinovic está entrenando con sus jugadores. Su típica respuesta divierte al grupo de periodistas que lo rodea constantemente, pero muchas personas en China temen que en realidad no sea consciente de lo difícil que es su tarea de entrenador de la selección nacional china, una labor conocida como el "Waterloo de los entrenadores". La Asociación China de Fútbol (CFA) lo empleó con el renombre del entrenador que dirigió cuatro selecciones en diferentes Copas Mundiales: México en 1986, Costa Rica en 1990, EEUU en 1994 y Nigeria en 1998. Hace solamente unos pocos años, los hinchas chinos soñaban todavía con disponer de una persona tan famosa a la cabeza de su escuadra nacional.

No obstante, no todo es fácil para Milutinovic en China. Existen tantos escépticos como optimistas en cuanto a sus probabilidades de éxito. "Bora es un excelente entrenador, pero es igualmente afortunado", dice Lada Oganjnovic, el antiguo director técnico yugoslavo de la selección olímpica china de 1996 y amigo íntimo de Milutinovic, y agrega: "Dirigió cuatro diferentes selecciones mundialistas, pero nunca tuvo que pasar por una fase clasificatoria. Quizás le falte la experiencia para este tipo de partidos, que son cruciales para China".

Milutinovic lo niega, diciendo: "No se olviden que he conducido a la selección olímpica mexicana a través de las eliminatorias para Atlanta antes de irme a Nigeria". En agosto pasado, pudo festejar su primer verdadero éxito tras medio año de estadía en China, cuando su escuadra batió a Tailandia, Uzbekistán e Irak en un torneo internacional en Shanghai.

Milu, como lo llaman los hinchas chinos, dio crédito de su capacidadtambién en la Copa Asiática disputada el año pasado en Líbano. Pese a finalizar en el cuarto puesto, su selección fue elogiada por los hinchas y la prensa tras remontar una desventaja y empatar a dos con la República de Corea, y disputar un partido muy apretado contra Japón en las semifinales.

"Primero no podía acostumbrarme a su forma de instruir, pero ahora considero que es un magnífico entrenador", señala Fan Zhiyi, pilar defensivo de la selección nacional desde hace doce años y jugador del Crystal Palace de Inglaterra. "Tiene una mente muy aguda, descubre siempre nuestros defectos a tiempo y nos los señala de diferentes formas. Estamos comprendiendo cada vez mejor sus ideas y estrategia".

La nación entera desbordó de alegría
Participar en la Copa Mundial de la FIFA" es un sueño nacional en China, pero hasta la fecha, los aficionados vivieron una fluctuación de emociones. Cuando la selección china perdió 2 a 1 contra Hong Kong en un partido clasificatorio en 1985, válido para el Mundial de 1986, los seguidores decepcionados y coléricos salieron a demostrar a las calles; cuando la selección se clasificó por primera vez para los Juegos Olímpicos en octubre de 1987 tras derrotar a Japón por 2 a 1 en Tokio, la nación entera estuvo ebria de alegría, utilizando numerosos estudiantes sus sábanas como antorchas en su desfile triunfal por las calles.

China
La República Popular China cuenta 1,24 billones de habitantes y es el país más poblado de la tierra. Únicamente en la capital Pekín viven cerca de once millones de habitantes. China es igualmente inmensa desde el punto de vista de su superficie: con 9,57 millones de km2 es la cuarta nación más grande en tamaño del mundo. Futbolísticamente, China no forma parte del círculo de los gigantes, con excepción de su escuadra nacional femenina, muy exitosa a nivel mundial desde hace varios años. Hasta la fecha, ninguna selección masculina china logró clasificarse para una Copa Mundial de la FIFA. El mayor triunfo de China fue la clasificación para la final de la Copa Asiática de Naciones en 1984. El jugador chino con el mayor número de actuaciones internacionales es Li Fusheng (54 partidos internacionales entre 1976 y 1984). Da Yu Zhao es el máximo goleador de la selección nacional (19 goles entre l983 y 1985). En la Asociación China de Fútbol (CFA) -afiliada a la FIFA desde 1934- están registrados 450,000 jugadores, 2500 clubes y 5000 árbitros. El estadio más grande del país es el estadio nacional de Pekín (63,000 espectadores).
Este vaivén frenético llegó a otra culminación cuando China fue eliminada muy estrechamente de la competición preliminar en 1997, estando ya en su tercer año de liga profesional. Numerosos hinchas abrigaban la esperanza de que su equipo conseguiría clasificarse para Francia como consecuencia de la transformación a la que estuvo expuesto el fútbol chino debido a la nueva liga nacional. Como habitual, el entrenador Qi Wusheng fue despedido de su puesto para apaciguar a los ánimos.

"Tenemos una población de más de 1,2 billones de habitantes, ¿cómo no es posible encontrar un equipo de once jugadores que pueda clasificarse al menos una vez para la Copa Mundial?", pregunta Huang Qun, un hincha de 32 años de edad. Los logros del fútbol chino son realmente modestos en comparación con las expectativas del grupo posiblemente más numeroso de hinchas del mundo. Y ahora, todas sus esperanzas están depositadas en Milutinovic.

Los chinos se sonrieron ligeramente cuando los ingleses hablaban orgullosamente de que el fútbol "está retornando a casa" durante el Campeonato Europeo en 1996, reivindicando que China es la verdadera cuna del fútbol. Hace más de 2000 años, los antiguos chinos inventaron un juego de balón muy similar al fútbol moderno, pero era solamente un mero entretenimiento y recreación de gente como el emperador y sus concubinas, y no tenía nada de la bravura, fuerza física, táctica y agilidad mental del fútbol moderno. Ahora, los inventores del juego tendrán que empezar de cero si quieren alcanzar al resto del mundo.

Al igual que en numerosas ocasiones en la historia china, las autoridades del fútbol decidieron "aprender de los extranjeros para competir con los extranjeros". Un entrenador alemán relativamente desconocido, llamado Klaus Schlappner, fue el primer director técnico extranjero de la selección china, siendo bienvenido como un héroe nacional. "Me siento como un presidente", contó orgullosamente a sus amigos en ese entonces.

Sin embargo, sus días estuvieron contados. Su equipo fue eliminado ya en la primera fase clasificatoria del Mundial 1994, y Schlappner fue sustituido por Qi Wusheng, quien repitió la misma historia en 1997. Luego vino el inglés Bobby Houghton, siendo despedido poco después por no lograr la clasificación de la selección olímpica para los Juegos Olímpicos en Sydney. Y ahora es Milutinovic quien lleva la batuta.

Un buen ambiente futbolístico
Cuando incluso un entrenador extranjero no estuvo en condición de salvar la selección nacional, la CFA revisó sus ideas e introdujo una liga profesional (la liga-C) en 1994. Parecía tener gran éxito, pues el fútbol comenzó a generar más público y patrocinadores, y los jugadores y entrenadores se convirtieron de la noche al día en "millonarios", ganando incluso los jugadores mediocres decenas de veces más que un simple trabajador chino. Los futbolistas y los entrenadores se transformaron en celebridades y los niños comenzaron a soñar con convertirse en estrellas de fútbol.

Algunos pocos valores fueron descubiertos por clubes europeos y partieron a jugar al extranjero. Además de Fan Zhiyi y Yang Chen, el capitán de la selección nacional, Ma Mingyu, fue transferido al Perugia de Italia en julio pasado. Su compañero, Zhang En Hua, fichó en el Grimsby, y Li Ming y Sun Jihai despertaron el interés en Inglaterra. En el entretiempo, cada vez más jugadores y entrenadores extranjeros han venido a China para participar en la "fiebre del oro", siendo fichados por los 26 clubes, a excepción de uno. Esto significa que cada vez más jugadores extranjeros están ocupando los puestos de jóvenes futbolistas chinos.

"Considero que no es justo tener tantos jugadores extranjeros en la liga-C, si por el otro lado se priva a los jóvenes futbolistas chinos de mejorar su habilidad y rendimiento", dice Lada Oganjnovic. "No debemos olvidar que China tiene que competir por sus propios medios para llegar a la Copa Mundial, sin la ayuda de los jugadores extranjeros".

"Reconocemos que algunos entrenadores extranjeros son más experimentados que nosotros", indica Jin Zhiyang, uno de los tres entrenadores asistentes chinos de Milutinovic, "pero tenemos nuestras prioridades y conocemos mejor a nuestros jugadores. Hoy aprendemos de los técnicos extranjeros, mañana los derrotaremos".

Milutinovic ha objetado que, no obstante el buen ambiente futbolístico que reina en China, el país carece totalmente de una infraestructura futbolística. "La provincia de Jiangsu es una de las más grandes, con una población de más de 70 millones de habitantes, pero antes de 1995 existían solamente 200 jugadores profesionales y algunos pocos equipos", cuenta Liu Pingyu, antiguo entrenador del club Jiangsu. "En la actualidad, todo está mejorando gracias a la liga-C; disponemos de varios clubes y de más de 800 jugadores registrados".

Creatividad y confianza
La CFA dispone asimismo de una estrategia a largo plazo para capacitar a jóvenes jugadores, exigiendo que los 26 clubes de la liga nacional establezcan sus propios equipos de juveniles y adolescentes. Igualmente, la CFA está invirtiendo grandes cantidades de dinero para construir estadios, terrenos de juego y escuelas de fútbol.

"No debemos concentrarnos únicamente en la Copa Mundial", dice Zhang Jilong, vicepresidente de la CFA. "La mejor forma de alcanzar el nivel mundial es atraer y entrenar a más niños. Son el futuro del fútbol chino".

Milutinovic no necesitó mucho tiempo para reconocer el talón de Aquiles de su escuadra. "Deben aprender a actuar con mayor autoconfianza", explicó a los periodistas, agregando que "los muchachos tienen que sentirse fuertes, independientemente del rival". Este complejo de inferioridad, resultante de tantas derrotas, no se puede erradicar de un día a otro. Milutinovic maneja este problema como lo hiciera en su tiempo con la selección nacional de EEUU, enseñando a los jugadores su filosofía del "fútbol feliz". Bora siempre le sonríe a sus jugadores, hace bromas y los elogia constantemente; hace todo lo posible para tranquilizarlos antes de los partidos. Incluso cuando perdieron en la semifinal de la Copa Asiática contra Japón, los elogió y les agradeció en la conferencia de prensa.

Sin embargo, el elogio verbal no es, naturalmente, suficiente para alimentar la autoconfianza de los jugadores. Lo más importantes es que Milutinovic debe corregir las deficiencias técnicas del equipo y reforzar su mentalidad.


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