Ya hoy se puede afirmar a ciencia cierta que el 33º equipo del Mundial -el de los árbitros- no dejará indiferente a nadie....
uién fuera del personal de la FIFA se preocupa de la forma cómo el grupo de 34 árbitros y 33 asistentes se entenderá entre sí y cómo se organizará su convivencia? Para ser sincero, en relación con el destino de los árbitros me ha irritado siempre que en la prensa se relate larga y detenidamente sólo la fatigosa campaña de preparación de los "pobres" jugadores que han venido al torneo mundial en busca de gloria y fortuna. Los parámetros que se tienen que considerar en los más mínimos detalles valen para todos. Criterios como la alimentación (varias selecciones llevan sus propios cocineros), la organización del tiempo libre (videocasetes, libros y juegos completan las valijas) y... sexo. En este punto, las opiniones de los expertos difieren a veces diametralmente como se puede ver en las disposiciones fijadas en base a la mentalidad y costumbre de cada equipo. Para los árbitros, esta pregunta no tiene mayor importancia, pues cada uno de ellos tuvo que firmar un documento comprometiéndose a viajar a Francia sin acompañante. La gestión de este 33º equipo que se encargará de asegurar la regularidad del Mundial 98 no se limita sólo al ámbito deportivo, sino que implica también un enfoque sicológico y una preparación mental que se sustraen a la atención de aquellos, cuyo interés en el arbitraje se limita únicamente a que si el penal o el tiro libre ha sido concedido o no justificadamente.
Independientemente de su alegría de haber sido elegido, cada árbitro tiene la esperanza -al igual que los jugadores- de poder participar la mayor cantidad de veces posible en el torneo. Sin embargo, esta ambición justificada está limitada por la lógica aritmética: con 34 árbitros y 64 partidos y suponiendo que cada árbitro pitará como mínimo una vez (en caso contrario, ¿cuál hubiera sido el motivo de su elección?), cuatro de ellos tendrán que resignarse a dirigir un partido solamente, sin considerar la hipótesis de que algunos puedan dirigir incluso tres encuentros. Imaginémonos un equipo que haya combatido duro para clasificarse y se haya preparado luego con gran intensidad para el torneo y esté obligado a despedirse después de un partido... Es, sin duda alguna, muy difícil explicar al involucrado y a los demás que ríen solapadamente que no se trata de una señal de incompetencia, sino que simplemente es la naturaleza del juego. Además, existen suficientes ejemplos en el pasado según los cuales las legítimas ambiciones arbitrales (una final del Mundial no es desdeñable para una tarjeta de visita) se desbarataron completamente debido a la "culpa" de sus equipos nacionales, también en busca de un puesto en el podio.
Sería interesante apostar por el éxito de este 33º equipo, el cual no tiene otra cosa que ganar que el respeto y el reconocimiento del fútbol que perdurarán más allá del tercer milenio. Las posibilidades de ganar la apuesta serían mayores si se juega por las selecciones que se eliminarán prematuramente, las cuales, por costumbre o debilidad, se echarán encima de este equipo que es, sin duda alguna, diferente a los otros. Regresar a la Tabla de Contenido [TOC] Copyright © 1994-98 FIFA. All rights reserved. Copyright © 1998 En-Linea, Inc. All rights reserved. |