La televisión descubrió el fútbol a comienzos de los años cincuenta y, pese a que el alcance y el estilo del fútbol televisado de la actualidad no tenga ya nada que ver con los primeros pasos, la pasión sigue siendo la misma. La televisión descubrió el fútbol a comienzos de los años cincuenta y, pese a que el alcance y el estilo del fútbol televisado de la actualidad no tenga ya nada que ver con los primeros pasos, la pasión sigue siendo la misma.
El formato del fútbol es más apropiado para la televisión que cualquier otro deporte y los avances de la técnica ofrecen un atractivo adicional a las transmisiones. La incomparable popularidad del fútbol proporciona a las emisoras de televisión una fuente de material fascinante para un círculo de espectadores cada vez mayor. En el Mundial 1994 se registró en los 52 partidos un total de 32 mil millones de televidentes en 188 países.
La televisión, por su parte, ofrece a la FIFA la posibilidad de llevar el fútbol a cada vez más regiones en todo el mundo, de conservar los antiguos aficionados y reclutar nuevos, literalmente en cada recodo de la Tierra. En adición, los derechos de TV representan una fuente de ingreso muy importante. De modo que se trata de una relación natural entre dos asociados con una interdependencia fuertemente arraigada. Sin embargo, la FIFA no ignorará nunca su principio básico: la TV es un medio para propagar el fútbol, pero no viceversa.