Japón, Sudcorea y Brasil festejan éxito mundialista.
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Por Linda Sieg
TOKIO, jul 1 (Reuters) - Japón y Corea del Sur celebraban el lunes su éxito en la organización de la primera Copa del Mundo de fútbol jugada en Asia, mientras Brasil continuaba el festejo del sin precedentes quinto título mundial.
Para la selección subcampeona, Alemania, la amargura de la derrota por 2-0 ante Brasil en la final del domingo fue compensada con la satisfacción de haber llegado más lejos de lo que los críticos habían predicho, alimentando esperanzas de una victoria en el Mundial 2006 que será organizado por el país europeo.
Nadie puede decir que la Copa del Mundo en Asia resultó perfecta, pues hubo problemas con las ventas de entradas que provocaron que en algunos partidos hubiera asientos vacíos y a la vez el público frustrado por no conseguir boletos, además de controversia por errores de los árbitros.
Los puristas del fútbol lamentaron la escasez de goles a partir de los octavos de final, mientras otros quedaron desconcertados por la caída de favoritos como el ex campeón Francia, que se fue tras la primera fase sin conseguir goles y con un sólo punto.
Pero justamente las sorpresas dadas por equipos como Senegal y Estados Unidos, el inesperado avance de Corea del Sur hasta las semifinales y el bien merecido tercer puesto para Turquía demostraron que la globalización ha llegado ha llegado al deporte dominado hasta ahora por Europa y Sudamérica.
Además, resultaron infundados los temores de que aficionados extranjeros cometieran actos violentos al estilo de los "hooligans" ingleses, que terroristas atacaran las sedes o que el público no tuviera buen comportamiento en estadios donde no había vallas en torno a las canchas.
"Debería decirse que la Copa del Mundo 2002, la primera en Asia y co-organizada por Japón y Corea del Sur, finalizó con éxito", dijo en un editorial el diario japonés Yomiuri Shimbun.
El periódico tuvo también críticas para la FIFA por el fiasco de las entradas, algunas polémicas designaciones arbitrales y el alto costo de los 10 estadios construidos en Japón para el torneo.
FESTEJO JAPONES, EUFORIA SURCOREANA
La selección japonesa dio una fiesta inesperada a los aficionados del país co-anfitrión, quienes se tiñeron las cabelleras de rubio y salieron a las calles en celebración de la primera victoria de Japón en un Mundial y el consecuente avance a octavos de final.
"La Copa del Mundo ha dado a Japón espíritu e inspiración", dijo editorialmente el diario Asahi Shimbun.
Grupos de hinchas vestidos con camisetas azules celebraron hasta la madrugada del lunes destrozando el mito de que los japoneses sólo son robots trabajadores incapaces de distenderse y aumentando las esperanzas de que una nueva generación de jóvenes fuertes e individualistas reavive la economía de Japón.
equipos extranjeros, adoptando vestimentas y actitudes que sorprendieron a la policía local.
"Entendemos por qué los brasileños están jubilosos, pero no entendemos por qué los jóvenes japoneses tienen que llegar a este extremo de euforia", dijo un policía japonés citado por la agencia noticiosa Kyodo, al relatar el festejo brasileño que se prolongó hasta la madrugada del lunes.
Los aficionados surcoreanos fueron aún más lejos con una serie de festejos en los estadios y las calles, donde enormes "mareas rojas", por el color de las camisetas, se convirtieron en característica del torneo, aunque muchos analistas vieron en esto más una expresión nacionalista que deportiva.
El lunes era feriado para los surcoreanos.
"Los logros de nuestros heroicos jugadores y la gente, que literalmente pintó la ciudad de rojo, convierten al feriado nacional de hoy (lunes) en una muy merecida ocasión", dijo el diario Korea Times en un editorial que no hizo referencia al co-anfitrión Japón.
VIEJA RIVALIDAD
Los editoriales japoneses reconocieron, sin embargo, que todavía falta mucho tras el exitoso Mundial para que Japón y Corea del Sur olviden su animosidad heredada de la brutal colonización japonesa sobre los coreanos entre 1910 y 1945.
"Las generaciones futuras de Japón y Corea del Sur darán a junio del 2002 un significado especial... Japón y Corea del Sur se dieron las manos para un propósito común por primera vez... hay signos de que la relación está entrando a una nueva era", añadió.
En un gesto simbólico transmitido en vivo por la televisión, el emperador japonés Akihito se sentó al lado del presidente surcoreano Kim Dae-jung en el palco de honor del Estadio Internacional de Yokohama, durante la final del domingo.
Pero para muchos aficionados las imágenes perdurables de la Copa del Mundo 2002 probablemente no tendrán que ver con diplomacia sino con el hecho deportivo de uno que gana y otro que pierde.
El recuerdo será el de un Ronaldo triunfante, besando el trofeo de la Copa del Mundo después de anotar los dos goles de la victoria final brasileña, en la culminación de un retorno al fútbol luego de más de dos años de lesiones, agonía y dudas.
Y en la otra cara de la medalla, un desolado capitán alemán Oliver Kahn cuya brillante actuación en el torneo nunca será consuelo suficiente para un error que abrió las compuertas de la caída germana ante los que al final resultaron campeones.
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